En Definitivo | Paradoja mexicana

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En un lugar de violencia cuyo nombre probablemente todos hemos pronunciado en las últimas semanas, se encontró una nayarita. Dedicada a la academia, también ejerció como diplomática y el pasado viernes tuvimos el grandioso privilegio de escuchar su testimonial de viva voz.

Sus palabras esclarecedoras anunciaron de forma objetiva lo que se vive en Ucrania, aquel rincón del mundo donde la humanidad ha alcanzado su nivel más bajo con el pretexto de combatir el nazismo que vive un auge, o por lo menos es lo que anunció el presidente ruso, Vladimir Putin.

La maestra Alba Liuva Becerra ofreció una mirada con la perspectiva de alguien que ha vivido en Ucrania la mayor parte de su vida, destacando que efectivamente al interior de ese país existe una avanzada nacional que busca erradicar el gen del pasado soviético y consolidar una entidad propia de la nación azul y amarrilla.

El derribo de estatuas, las calles renombradas y el impulso al idioma ucraniano, formaron parte de las acciones que señaló el líder ruso al justificar su “operativo especial militar”, el cual afirma ha sido inminente también ante el supuesto genocidio que está viviendo el pueblo ruso en zonas ucranianas.

Presunta violencia que hoy llama a más violencia, llevando un momento álgido y de lo más explícito que puede vivir la humanidad en su extinción a través de la guerra.

Desde nuestra trinchera del otro lado del mundo con ironía observo cierta paradoja mexicana entre algunos sectores de nuestra población que motivados por la añoranza que dejó la alta propaganda Unión Soviética y que a más de uno lleva a las lágrimas al escuchar Leningrado de Joaquín Sabina, hoy aplauden la avanzada rusa y toman partido a favor de las actitudes imperialistas.

Como en el caso de un grupo de jóvenes de Morena en el Estado de México cuyo comunicado llegó hasta ser publicado por la Embajada de Rusia en México, y en el cual el supuesto colectivo celebraba la respuesta rusa ante el “gobierno fascista”; el cual posteriormente fue negado por el propio partido y el grupo juvenil.

La paradoja radica que muchos de los que ahora justifican desde México la intervención rusa, también celebran cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador reitera que el país no es tierra de conquista, golpetea con su discurso a los inversores españoles y reconocen su labor de impulsar un nacionalismo mexicano, buscando borrar las huellas de los conquistas genocidas, tumbando sus estatuas y borrando sus nombres de las calles.

Cada país es libre de festejar y hacer valer su soberanía nacional; y al final del día la diplomacia debe imperar en ocasiones como está, en la que la paz mundial se encuentra al borde la extinción.

México siempre se ha caracterizado en estos momentos por ser un país pacífico y diplomático, sobre todo ahora que los valores juaristas son piedra angular de la Cuarta Transformación. Y así seguirá siendo el país siempre y cuando nuestro presidente no tome la pluma para responder a las naciones que desde afuera y con razón muestran preocupación ante las problemáticas de derechos humanos que vive nuestro país.

EN DEFINITIVO… La principal recomendación para estos momentos de tensión mundial; es informarse lo mismo aquí, como de allá, de medios críticos, como de medios oficiales; al final del día la verdad está ahí solo queda desenhebrar las subjetividades.

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