No hay nada mejor que el silencio, así lo deja entrever un viejo adagio chino, de ahí surge el nombre de esta columna, pero, a veces es necesario romperlo, por obligación social, por dar voz a quien lo necesita o visibilizar situaciones que están destinadas a quedar en el olvido.
Nosotros como mexicanos estamos destinados a jamás callar, cuántas guerras no se han librado en contra de la opresión; la historia de México está escrita en sangre de muchas guerras y conflictos por no callarnos, ahí está la Independencia, la Revolución, el Movimiento Cristero, entre otras más.
Las generaciones actuales, ya no temen quedarse calladas, basta con echarle una mirada a las noticias; cuántas manifestaciones no salen en los diarios; la mayoría de ellas en busca de una paz que necesitamos como seres humanos, pues el hartazgo de una sociedad es evidente ante la falta de seguridad que brinda el estado.
Desde 1997 han comenzado las grandes marchas para exigir seguridad, el 13 de noviembre de ese año la Asociación de Mujeres por la Defensa de los Derechos Civiles (AMDEC) se manifestó cerca de Los Pinos para exigir protección al gobierno y vivir sin temor a la violencia, o en 2004 “Rescatemos México” que buscaba exactamente lo mismo; no se diga en el 2008 cuando México se iluminó con velas, cirios y linternas en una marcha “blanca” para exigir un alto a la delincuencia, bajo la consigna de “si no pueden, renuncien”; caso similar en el 2011, esta al igual que la del 2008 exhibían de alguna manera el sufrimiento de una sociedad que estaba en medio de un conflicto entre narcos y gobierno; la gente suplicaba paz.
De las manifestaciones más recientes, el caso Ayotzinapa, que a tres meses de la desaparición de alumnos de esa región, generó tal indignación por no recibir una respuesta clara, que a nivel internacional el 20 de noviembre de 2014 se manifestaron en solidaridad con los padres de 43 estudiantes que buscaban a sus hijos y acudían al zócalo capitalino a exigir apoyo del gobierno de Enrique Peña Nieto; caso que aún no se ha resuelto.
Todas hasta el momento “pacificas”, pero con imágenes desgarradoras de personas llorando, sufriendo por alguna pérdida, madres, padres, hermanos con fotos de sus seres queridos que han muerto o desaparecido.
Por otro lado, que sucede cuándo más del 50% de la población de un país no es escuchada, es violentada y las autoridades no dan respuestas claras ante ello; comienzan los grandes movimientos; el 8 de marzo del 2020 fue para muchos, la marcha multitudinaria más grande en las últimas décadas en México.
Para las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México, fueron 80 mil mujeres; para organizadoras y asistentes a esta protesta señalan que la cifra fue mucho mayor, casi superando los 200 mil ciudadanos como en el 2008 cuando se iluminó México.
No obstante, es de destacar que fue inédita la participación femenina, puesto que la mayoría de las asistentes fueron mujeres, a los hombres se les invitaba a abstenerse de participar en un espacio que fue para ellas, y los que asistieron los mandaron al bloque mixto, en la retaguardia de la manifestación.
La marcha del 8M, no solo se dio en la Ciudad de México, en todos los estados de manera simultánea se vieron las calles saturadas con tonos violetas y verdes, con gritos y pancartas, con capuchas y aerosoles; sin lugar a dudas, el 8M del 2020 marcó historia, hoy cada año se realiza esa marcha multitudinaria en todo México con ecos que resuenan las voces de unión y libertad entre las mujeres.
Con actos que son calificados por muchos como “vandalismo”, otros le denominan iconoclasia; rompen los “iconos y símbolos” de una cultura heteropatriarcal que por mucho tiempo las ha subyugado; destruyen monumentos y edificios que representan el dolor de más de 65 millones de mujeres que en su gran mayoría han sufrido algún tipo de violencia en el país; y aunque estos hechos han indignado a muchos, la historia nos recuerda que solo así se han logrado cambios significantes a lo largo y ancho del planeta, no solo de México; incluso hasta en el himno nacional se hace referente en la estrofa que dice así:
Y tus templos, palacios y torres
Se derrumben con hórrido estruendo,
Y sus ruinas existan diciendo:
De mil héroes la patria aquí fue.
Ahora queda claro, las mujeres no callarán ante la injusticia que viven, ante la violencia que más seguido azota su puerta, recordemos que cada dos horas y media en promedio, una mujer es asesinada por el hecho de ser mujer, que del millón 84 mil 866 casos “registrados” de violencia en México hacia ellas, la mayoría se da en el núcleo familiar y que 804 mil de las agresiones son generadas por hombres; antes de defender un muro, recuerda estos datos “oficiales” y ten presente que el 91.4% de las mujeres víctimas de delito no denuncian.