La vida de un reportero

“Acá abajo no hay glamour, aquí no hay poses, aquí no hay cavidad para la soberbia o vanidad, aquí todas las noches hay una profunda reflexión y un sincero agradecimiento a Dios por permitirnos un día más de vida”, atentamente, un reportero.

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Ser periodista en los tiempos actuales no es tarea fácil. Como reportero enfrentas adversidades climatológicas, el estado del tiempo es siempre variable, sin embargo, ni la lluvia, el sol, ni el frío te impiden cumplir con tu responsabilidad de informar a la sociedad lo que acontece en la comunidad donde vives. 

El reportero que está comprometido con su trabajo, nunca tiene que sentir miedo, hambre o frío, la nota aparece de día, noche o madrugada,  y siempre hay que hacerse presente en el lugar donde nace la noticia, sin importar inclemencias del tiempo.

Un buen reportero, no es quien publica los comunicados que envían las diferentes instituciones gubernamentales a través de los correos electrónicos o las redes sociales.

El verdadero reportero tiene que estar siempre en el lugar de los hechos, en donde ocurre la tragedia y al estar ahí, de frente con la muerte, el reportero siente el dolor del ser humano que sufre, el reportero siente las lágrimas de la madre que llora inconsolable abrazando el cuerpo inerte y ensangrentado del hijo que salió a trabajar en un puesto de hamburguesas, pero que fue ejecutado por sicarios que después de cometer el crimen, se retiran del lugar sin ningún remordimiento.

El reportero tiene que recorrer las calles de la ciudad buscando la noticia, sin importar la hora ni el día, porque para el reportero no hay horario de entrada ni de salida en su centro de trabajo.

Durante los puentes vacacionales, cuando un gran número de ciudadanos salen de la ciudad a divertirse, el reportero se queda y siempre en guardia, se mantiene alerta de cualquier acontecimiento, pues él sabe, que la muerte aparecerá en cualquier lugar y en cualquier momento y hay que estar ahí para llevar al lector los detalles de la tragedia, que por cierto a pocos, muy pocos les dolerá. Vivimos en mundos diferentes, acá abajo no hay glamour, aquí no hay poses, aquí no hay cabida para la soberbia o vanidad, aquí todas las noches hay una profunda reflexión y un sincero agradecimiento a Dios por permitirnos un día más de vida.

Atentamente

Un reportero.

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