Ante la pobreza extrema que padecía en su pueblo natal, en el estado de Guerrero, un 12 de enero de hace tres años, Ángel Sánchez Gómez decidió emigrar a los Estados Unidos; para lograrlo, se vio en la necesidad de viajar ilegalmente, como trampa, en el tren de carga conocido como “la bestia”.
Sin embargo, cuando el tren cruzaba el estado de Jalisco él cayó de la mole de acero, y entre los rieles quedó una de sus extremidades, fue auxiliado por paramédicos de aquel estado y trasladado a un hospital de la perla tapatía.
Mientras se recuperaba de la amputación de su pierna, le detectaron diabetes mellitus. Internado en el hospital de la ciudad de Guadalajara, a través de la versión de un familiar, descubrió que la mujer que era su esposa se había ido a vivir con otro hombre: “pero afortunadamente no procreamos hijos y ahora mi ex vive felizmente casada con un compa que era mi vecino, mientras yo aquí tratando de sobrevivir con la venta de mis paletas, antes de mi accidente mi ex mujer y yo teníamos serios problemas por la falta de dinero, pero creo que ahora ya no sufre la dama, porque con el hombre que vive es uno de los más adinerados de la región”, explicó.
Sin embargo, el señor Sánchez Gómez, aseveró, que impulsado por las exigencias de la mujer que amaba, él decidió viajar a los Estados Unidos; pero su sueño de llegar a la frontera y ganar dólares quedo truncado: “y ahora sin mi mujer y sin pierna, pero además diabético”.
Aunado a lo anterior, el entrevistado explica que en la actualidad es un hombre muy sensible: “porque siento el desprecio de la gente que pasa y se hacen como que no me ven, les ofrezco mis paletas de caramelo y me ignoran, incluso aquí en la ciudad de Tepic hay personas que me han ofendido y me han dicho que el dinero lo quiero para comprar droga, pero eso no es verdad, yo no consumo drogas, ni alcohol”, aseveró.
Finalmente, el señor Ángel Sánchez Gómez comentó que para evitar deprimirse se aísla de la sociedad, se pone a meditar debajo de los árboles: “me voy debajo de un árbol y ahí medito y después de meditar llegó a la conclusión de que la gente, que la sociedad traen sus propios problemas, el mío es un problema físico y de salud, pero hay personas que tienen problemas de dinero muy graves, hay gentes que tal vez tienen hipotecadas sus casas y no cuenta con el dinero suficiente para pagar lo que ya deben, o tal vez hay personas que padecen enfermedades que ya no tienen cura y que tarde o temprano los llevará a la tumba y tal vez ese será mi destino, pero yo no me deprimo y digo que no me deprimo porque por ejemplo, en el estado de Jalisco he visto gentes que se encuentran en peores condiciones que las mías y eso a mí me alienta a seguir adelante, lo mío es triste, pero no es grave, yo aún puedo ver con mis ojos y puedo escuchar y lo más importante, tengo sentimientos y eso me alegra aunque a veces sufra, porque al darme cuenta que siento dolor descubro que estoy vivo, en mi accidente pude morir y Dios me dio otra oportunidad de vida, por eso no quiero vivir sufriendo, a mi Dios no le gusta verme sufrir, ni a mí ni a nadie”, concluyó el señor Sánchez Gómez.