Por Oscar Verdín Camacho
Este jueves cinco se conoció el asesinato del periodista Luis Enrique Ramírez Ramos, de El Debate, de Sinaloa, y cuyo cadáver fue localizado en Culiacán.
Ramírez Ramos es el noveno periodista que muere de manera violenta en lo que va del año. De acuerdo con medios de comunicación, el cuerpo se localizó envuelto en plásticos, en una brecha.
“Este noveno crimen del año en México rebasa la indignación de los periodistas de todo el mundo. Nuestros colegas mexicanos pasan por un periodo tenebroso y lamentable”, ha señalado la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a través de un comunicado recogido por diversos medios.
Lamentable y preocupantemente, México se ha convertido en uno de los países de mayor riesgo para ejercer el periodismo.
Resulta necesario y de urgencia el esclarecimiento de los crímenes y llevar a la justicia a los responsables. De otra forma la impunidad podría generar más violencia contra el gremio. Nadie puede creer que la agresión a un comunicador, y de hecho a ninguna persona, se mantendrá sin la firme respuesta de las autoridades.
Aunque en el homicidio de Luis Enrique se tendrían características como si hubiera sido blanco de delincuencia organizada, se exige el esclarecimiento para especificar el motivo, si tuvo relación con su oficio periodístico y si los responsables son sujetos que pretenden generar confusión de los investigadores.
En el mismo sentido, estas muertes cuando menos deberían motivar un alto al constante linchamiento del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de periodistas y medios de información que son críticos a su gobierno.
Puesto que sus palabras, repetidas todos los días en “la mañanera”, influyen en millones de personas, debería entender que expone a periodistas frente a quienes lo siguen ciegamente, incluso con fanatismo.
* Esta información es publicada con autorización de su autor. Oscar Verdín Camacho publica sus notas en www.relatosnayarit.com