Real Madrid, Checo Pérez, Atlas: emociones y dilaciones

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Por José Luis Olimón Nolasco

De inicio, unas palabras acerca de la NBA y del Roland Garros 2022. El campeonato de la NBA 2022,será disputado por los Celtics de Boston y los Warriors, ahora de San Francisco. Hacia la definición del segundo Gran Slam del año, en la rama varonil, siguen “vivos” en la ronda de cuartos de final, por lo pronto, cuatro de los sembrados en los primeros 7 lugares, a diferencia de la rama femenil, en la que, como suele suceder, de las siete sembradas en los primeros lugares, solo sigue adelante Iga Swiatek, la joven polaca, quien ha ligado ya 31 victorias consecutivas y pretende alcanzar su primer triunfo en un torneo de Gran Slam, al igual que Carlos Alcaraz, la otra estrella naciente del tenis en este 2022.

Y ahora, en orden cronológico, la exploración de tres eventos deportivos “top” del fin de semana, fuente de emociones y que tuvieron en común sus respectivas dilaciones.

Ante todo, la final de la “UEFA Champions League”, probablemente, el evento top del futbol mundial —por encima de la final de la Copa del Mundo—, esta vez disputada por los dos equipos más ganadores de dicho torneo —en su versión antigua, la Copa de Campeones y en su versión más reciente, la Liga de Campeones—: el Real Madrid y el Liverpool: este que pretendía alcanzar al Milán como segundo máximo ganador de esos máximos torneos europeos y aquel que buscaba alcanzar su décimo cuarto título.

Las apuestas previas y, la mayoría de los expertos, consideraban favorito al conjunto inglés, aunque sin descartar al Real Madrid, a pesar de la forma tan tormentosa en que logró acceder a la final, porque suele considerarse que es el torneo en que el conjunto madrileño da más de sí, muchas veces por encima de lo que ha dado en La Liga. Y, efectivamente, así fue…

A pesar del dominio del Liverpool, de sus 24 tiros totales [frente a 4 del Real Madrid]; es sus 9 tiros a la portería [por 2 del Real Madrid], el Real Madrid se alzó con el triunfo 1-0 con gol de Vinicius Jr., al minuto 59, sin duda gracias a la actuación de Thibaut Courtois, quien logró salvar de manera increíble —gracias al apoyo de sus muertos, diría en la conferencia de prensa— en cinco ocasiones, a tiros de Mané y de Salah, quien no pude cumplir con la revancha de lo sucedido años antes en aquella final que Sergio Ramos lo dejó fuera de circulación.

Definitivamente, el conjunto merengue, sigue siendo el Rey de la Champions, además de que este nuevo triunfo, permitió que nueve de sus jugadores [Karim Benzema, Luka Modric, Gareth Bale, Dani Carvajal, Isco, Marcelo, Casemiro, Toni Kroos y Nacho] llegaran a cinco Champions ganadas, alcanzando así a los seis jugadores del Real Madrid de los cincuenta-sesenta que ganaron cinco Copas de Campeones consecutivas [Alfredo Di Stéfano, José María Zárraga, Marcos Alonso, Rafael Lesmes, Héctor Rial y Juanito Alonso], así como a Cristiano Ronaldo, Paolo Maldini y Alessandro Costacurta, quedando solo por debajo de Paco Gento, quien, además de las cinco ganadas por el Real Madrid de los 50-60, ganó una sexto en 1966.

¿Y qué decir del triunfo de Sergio “El Checo” Pérez? Que obtuvo un triunfo más que merecido, gracias a la estrategia elegida por el equipo de Red Bull, al llamarlo a los “pits” antes que lo hiciera alguna otras escudería para cambiar los neumáticos y permitirle una mejor adecuación al nuevo estado del circuito; gracias también, a que esta vez, a diferencia del domingo anterior, le permitieron ir por delante de Max Verstappen; gracias también, a que, finalmente, el Gran Premio tuvo como criterio, no el número de vueltas al circuito, sino, el tiempo; y, por supuesto, gracias a la madurez que mostró, nuevamente, en su manejo, defendiéndose de un posible intento de rebase de Carlos Sainz y demostrando, una vez más, su particular habilidad para conservar los neumáticos.

El momento de la premiación, particularmente emotivo, no sólo para el propio piloto tapatío, sino para quienes escuchamos, en versión diferida, la interpretación —esa sí en vivo— del Himno Nacional Mexicano…

Y, para ir concluyendo, la obtención del bicampeonato de los rojinegros del Atlas, quienes han brindado a sus aficionados, una doble alegría después de muchísimos años de espera. ¿El partido? Tal vez demasiado arrebatado, sobre todo de parte del Pachuca, que, al no tener la calma necesaria, fue incapaz de mostrar sus cualidades y de explotar adecuadamente sus capacidades, cayendo más y más en la desesperación, mientras el Atlas, que, una vez más, se vio un tanto descontrolado ante los ataques tempranos de los tuzos, logró reacomodarse y resistir hasta el final.

No quisiera llegar al final, sin embargo, sin una palabra sobre las dilaciones en esos tres eventos…

La dilación en la final de la Liga MX, la menos relevante, tal vez: un simple problema técnico, al inicio del partido y al inicio del segundo tiempo… Dificultades con los equipos de intercomunicación arbitral, por llamarles de algún modo.

La dilación en el Gran Premio de Mónaco, algo más seria, por lo que hubo quienes consideraron un cuidado exagerado de los pilotos que participaban en la competencia. Es verdad que la lluvia era intensa, pero, quizás, hubiera sido interesante que quienes deben considerarse los mejores “choferes” del mundo, mostraran su destreza en esas condiciones climáticas.

La dilación —inesperada— en la final de la Champions, la más seria, no solamente porque hubo aficionados, con boleto pagado, que no pudieron ingresar al Stade de Frances en Saint Dennis, sino, sobre todo, porque se mostraron problemas de seguridad, tratándose de un barrio periférico de la gran ciudad y, sobre todo, porque se evidenció, el elitismo hacia el que se ha ido orientando el deporte, un elitismo que va dejando fuera —no solo de los estadios, sino incluso, de la posibilidad de tener acceso virtual a los eventos— a sectores cada vez más amplios de la sociedad y a tener que soportar, cada vez más también, interrupciones, crecientemente invasivas, de propaganda comercial en las transmisiones, con una, poco deseable inducción a las apuestas, esas en las que, casi siempre, solo “la casa” gana…

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