El agua es un elemento vital para la vida del ser humano, sin agua no hay vida y esa máxima es contundente; la usamos para beber, cocinar y hacer crecer las plantas que se convertirán en nuestro alimento; pero no sólo tiene ese propósito, sino también para alimentar una industria que cada vez la consume más.
Nayarit no solamente sufre un problema de cloración de agua, sino también de disponibilidad; mientras los mantos acuíferos se recargan un 10.6% al año y con tendencia a la baja en la región hidrológico-administrativa VIII – que es a la que pertenece gran parte de Nayarit, según revela el Sistema Nacional de Información del Agua (SINA), y no sólo en ésta ya que las constantes sequías provocan que siga en decadencia: el índice de crecimiento poblacional de 13.87% en el estado va en aumento, por ende, cada vez es menos agua la que se puede repartir entre la población.
El índice de crecimiento poblacional no solamente impacta en la cantidad de agua que se reparte en la población, simultáneamente aumenta la contaminación de la misma por el incremento en la descarga de las aguas residuales hacia los cuerpos acuáticos que tenemos disponibles.
Solamente el 54% de las agua residuales son tratadas, el otro 46% se vierten sin tratamiento directamente a ríos o arroyos, razón por la cual el agua disponible per cápita disminuye alarmantemente.
En México existen 13 regiones hidrológicas-administrativas, se hidratan de las aguas superficiales y subterráneas, pero solamente el 36.3% de la superficial está en límites aceptables en cuanto a calidad de agua se refiere -poco más de un tercio-, mientras que si hablamos del agua subterránea el 40.6% de los sitios cumplieron con los límites aceptables de calidad del agua -poco más de dos quintos-, el resto del agua existente (tanto superficial como subterránea) cuenta con algún grado de contaminación, impidiendo que sean aptas para el consumo humano, según revela la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Tomando en cuenta que el 70% del agua potable que se utiliza en las ciudades de México llega a través de los acuíferos, la Conagua reporta 408 acuíferos con disponibilidad de agua y 245 sin disponibilidad (653 en total), por si fuera poco, 105 de estos se encuentran sobrexplotados y en estado crítico; dos de ellos en Nayarit, el del Valle Acaponeta – éste en la peor situación- y el de Valle Amatlán de Cañas; asimismo, tres acuíferos nayaritas presentan una baja disponibilidad en sus niveles, los cuales son Isla Madre, con una disponibilidad de 0.816385 hectómetros cúbicos al año (un hectómetro equivale a un millón de metros cúbicos), el del Valle de Santa María del Oro, con 1.625007 hm3/año de disponibilidad; y el del Valle de Ixtlán – Ahuacatlán, con 2.193432 hm3/año.
Por si fuera poco, el Río Lerma Santiago, considerada la principal vena hídrica del estado, cuenta con 840 puntos de monitoreo para medir la calidad del agua, de estos el 53.5% presentan algún grado de toxicidad, según revela la Conagua.
El panorama nacional no es alentador, pues de acuerdo con nuevos datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), 23 estados de México estarían precipitándose a una posible crisis: Baja California Sur, Guanajuato, Ciudad de México, Aguascalientes, Estado de México, Querétaro, Hidalgo, Chihuahua, Zacatecas, Sonora, Sinaloa y Nuevo León, como los más críticos.
Además, Morelos, Jalisco, Tamaulipas, Colima, Tlaxcala, Baja California, Michoacán, San Luis Potosí, Coahuila, Puebla y Durango.
La WRI otorgó a México la categoría de alto estrés hídrico ubicándolo en la posición 24 de 164 en su ranking global, en el 2019; y actualmente al menos 8 de las 13 regiones hidrológicas del país manifiestan grados de presión altos o muy altos
Hoy en día Nuevo León y Jalisco padecen de una carencia del vital líquido, ante lo cual la Conagua ha emitido una declaratoria de emergencia, la cual incluye limitar de forma temporal los derechos de agua existentes y reducir de forma provisional los volúmenes permitidos a los usuarios; cabe señalar, que Jalisco pertenece a la zona hidrológico-administrativa VIII, misma a la que pertenece gran parte de Nayarit, lo que en un futuro no tan lejano pudiera afectarnos.