La Serpentina | La obligada falta de autoridad

Hace décadas en casos como el incendio del cerro de San Juan, se usaban las levas, y esto permitía que estos incendios fueran extinguidos antes de causar daños mayores…pero hoy

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Hace unos días leí una interesante crónica respecto a alguno de los incendios ocurrido en el cerro de San Juan hace ya muchas décadas y lo interesante de la crónica es que da datos y fechas, ya que es relatada por una persona que recordó la forma en que la autoridad de aquel tiempo resolvía esos incendios, y que el mismo autor de dicho comentario fue partícipe.

El relato en mención detalla la vida de un par de jóvenes cuya amistad se desenvolvía en la rutina de aquellas épocas, los 70, y 80s; cuando se convivía más personalmente y existían menos vicios o cuando menos, había menos problemas con adicciones malsanas en la juventud.

El hecho es que esta persona, dice que tenía un amigo que siempre andaba en esos shorts cortos llamados bermudas, y que él, andaba en pantalones de mezclilla marca Levis, les dicen “Livais”, y que un cierto día de su juventud, iban él y su amigo a caminar, y llevaban una pelota de básquetbol, cuando de pronto se paró una patrulla de la policía municipal frente a ellos, y les preguntó: “qué andan haciendo”, el par de muchachos atónitos o sorprendidos por la pregunta no acertaron a contestar nada dada la sorpresa de la patrulla que los interceptó y la pregunta inesperada, así que luego de la pregunta, uno de los oficiales les dijo, “suban”, y sin más ni más, subieron con todo y su balón de básquetbol, así, sin ninguna explicación, pronto la patrulla policiaca que era una camioneta pick up, se fue llenando y ya estando al tope, se fueron directos al cerro de san Juan, y en cuanto llegaron,  sin más ni más, sin pedirles una disculpa, o darles algún papel para firmar, les dieron una palas y a otros unos zapapicos, picos o talaches como son conocidos entre nosotros, y los pusieron a hacer guardarrayas en las faldas del cerro de san Juan.

Dice el relator de esta crónica, que en la parte más alta del San Juan, y donde estaba el fuego en todo su esplendor y voracidad, estaba la gente profesional, es decir los de CONAFOR, PROTECCIÓN CIVIL, SOLDADOS, BOMBEROS,  Y POLICÍAS MUNICIPALES y estatales; mientras que los que fueron producto de la LEVA, fueron puestos en lugares de menos peligro, pero haciendo guardarrayas, para el momento en que llegara el fuego a esos lugares.

Para antes, y dado que muchos de mis jóvenes y adolescentes lectores, no saben que es una LEVA, les quiero decir que de acuerdo al diccionario de Oxford, LEVA, es el “Reclutamiento de gente para un servicio, generalmente el del servicio militar, y en especial el que se hacía de malhechores y vagabundos para nutrir las filas del ejército en la guerra. “leva de prisioneros”.

Bueno, pues en los años 70, y 80, la leva era cosa común en Tepic, especialmente para casos de emergencia como los incendios en los cerros, las patrullas de policía y los carros de redila de los soldados, recorrían las calles y empezaban yendo a los lugares donde se divertía la juventud y los no tan jóvenes en el ocio, por ejemplo llegaban a los billares, a las cantinas, a las canchas deportivas, a los parques públicos, a las calles comunes y corrientes, y donde hubiera personas, especialmente jóvenes practicando la ociosidad.

Nadie se quejaba, eso sí, las madres decían a sus hijos que no salieran a la calle cuando había situaciones como un incendio en el cerro, porque sabían que podrían ser levantados y llevados a hacer el trabajo forzado de apagar el fuego.

Los que eran levantados a veces regresaban a sus casas, al siguiente día, y eran relevados por otros muchachos o señores, encontrados en las calles.

¿Pero qué pasaría si este método ocurriera hoy día?, en primer lugar la propia sociedad, los padres de familia, de inmediato pondrían una demanda por secuestro, en segundo lugar la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, prohibiría tajantemente que cualquier muchacho estuviera  o no, en un centro de ociosidad o vicio, fuera molestado porque eso atentaría contra su dignidad, sus derechos humanos, su honra quizá.

Y finalmente, los propios políticos condenarían esta forma de reclutar voluntarios a fuerzas, o sea voluntarios mediante redadas o prácticas de levas, porque eso coarta la libertad personal o humana.

En resumen, la propia autoridad está impedida para actuar de manera tajante para resolver los problemas que son de su encargo, aunque no son por su culpa.

Fui y me apunté como voluntario, pero por mi edad, me dijeron que mejor me fuera para mi casa y no saliera porque el aire estaba contaminado y me podría hacer daño, así que este incendio va para largo, sólo un milagro de una lluvia nos podrá ayudar, y eso espero, que nuestra fe sea fortalecida…hasta mañana

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