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Nuestra Señora del Rosario de Talpa, un siglo como soberana diocesana de Tepic

El santuario mariano de Talpa es el tercero en importancia por número de peregrinos que recibe anualmente, que podría llegar a tres millones. La fama milagrosa de la Virgen fue descrita en un cuento del más universal de los escritores mexicanos, Juan Rulfo.

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Por Pedro López González

Talpa por sí misma es un milagro. Su santuario mariano es el tercero más concurrido de México. Con menos de 15 mil habitantes en el territorio municipal, su cabecera recibe al año entre un millón y tres millones de peregrinos, según quien haga el cálculo, la Universidad de Guadalajara o el periódico El Informador.

“Le decía que sólo la Virgen de Talpa lo curaría. Ella era la única que podía hacer que él se aliviara para siempre. Ella nada más. Había otras muchas Vírgenes; pero sólo la de Talpa era la buena. Eso le decía Natalia”, a su marido Tanilo Santos, escribe en el cuento Talpa el más universal de los escritores mexicanos, Juan Rulfo.

“Entramos a Talpa cantando el Alabado. Habíamos salido a mediados de febrero y llegamos a Talpa en los últimos días de marzo, cuando ya mucha gente venía de regreso”, dice la voz narradora del cuento rulfiano.  Llegan tarde por el largo peregrinar con el enfermo al novenario del Señor San José, que se había celebrado del 11 al 19 de marzo.

Las principales festividades inician en febrero, el día 2, por el Día de la Candelaria. Luego la fiesta en honor del Señor San José, en marzo. La Romería de Semana Santa. En mayo, la coronación pontificia de la Virgen. El Baño de la Virgen en septiembre y la Romería de octubre.

En alguna de esas fechas, o cualquier otro día, en largas caminatas o por carretera, en motocicleta de montaña, van del propio Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, vienen de Estados Unidos, en busca de alivio, con las penas dentro “como si estuviera exprimiendo el trapo de nuestros pecados”, esperando aliviarse hasta de vivir, “queriendo llegar los primeros hasta la Virgen, antes que se le acabaran los milagros”.

Hoy, 12 de mayo, la patrona de la Diócesis de Tepic, Nuestra Señora del Rosario de Talpa, cumple un siglo como soberana. Un día como hoy de 1923 fue coronada por acuerdo y delegación del Papa Benedicto XV. Un día antes fue consagrado el Santuario en misa solemne.

El Santuario de Talpa había quedado bajo la jurisdicción diocesana de Tepic el 23 de junio de 1891, creada por el Papa León XIII, por Bula Pontificia ILLUD IN PRIMIS, como formación territorial autónoma del Arzobispado de Guadalajara.

Fabricada con fino oro, tenía siete arcos de diademas, dos series de perlas en su faja interior, y en la superior descansa una esfera que representa al mundo y sobre ésta una cruz. Contaba con 119 brillantes, 11 diamantes, 6 esmeraldas, 3 zafiros y 119 perlas de diversos tamaños.

Fue elaborada por Miguel Ignacio López, en la ciudad de Puebla. A su cargo estuvieron también los marcos que custodiaban la Virgen de Guadalupe del Tepeyac. Confeccionó además la corona para el pequeño niño Jesús que lleva la Santísima Virgen en su brazo.

La coronación pontificia de Nuestra Señora de Talpa estuvo a manos de Manuel Azpetia y Palomar, tercer Obispo de la Diócesis de Tepic, y el niño Jesús fue coronado por el arzobispo de Morelia, Leopoldo Ruiz y Flores.

Para tal ocasión se  confeccionaron dos vestidos, uno de color blanco que utilizó para el novenario, elaborado por las religiosas del Sagrado Corazón de Jesús en la Ciudad de México, y otro de color azul en terciopelo, para el último día del novenario, el día 12 de mayo, confeccionado en Valencia, España, y al cuidado  de las madres salesianas.

EL MILAGRO DE LA RENOVACIÓN

Durante mucho tiempo se ha dicho que la imagen de la Virgen de Talpa fue fabricada en Michoacán con material de caña. En 1980, el historiador Ricardo Lancáster Jones publica sus lineas escultóricas y precisa que es de madera. De caña eran, aclaró, las imágenes de San Juan de los Lagos y de Zapopan.

En el sitio donde hoy se encuentra el Santuario de Talpa existía una humilde capilla de adobe y techo de zacate dedicada a Nuestra Señora de la Limpia Concepción de María, bajo la administración parroquial de Mascota.

En 1644 el cura de Mascota acude al pueblo de Talpa para celebrar las fiestas patronales. Al ver las deterioradas esculturas religiosas pide al sacristán que las retirara del altar mayor y las envolviera para darles sepultura en un hoyo de la sacristía.Tras las fiestas, el sacerdote ordena asear la capilla y cambiar las flores.

Hacen la tarea su hija María Tenanchi y otras jóvenes. Toman la imagen de Nuestra Señora del Rosario “carcomida y desfigurada”. Al tocarla, sale de ella “un vivísimo resplandor, casi de fuego, que la deslumbró al punto de hacerla caer como muerta.” Al percatarse las otras mujeres, que estaban barriendo, acudieron en su auxilio y le preguntaron qué había ocurrido. “¿No veis esa virgen desbaratada -les dijo- que está de otra manera, echando resplandores de fuego, rodeada de nubes, que me hizo así? ¿Qué será eso?, dijeron el grupo de mujeres indígenas y fueron a ver la imagen y les sucedió lo mismo, cayendo al suelo sin sentido.”

Un niño va a dar aviso al alcalde y a los vecinos, quienes ven el milagro de la renovación. Va por el cura de Mascota, Pedro Rubio Félix, quien acude a dar testimonio a Talpa.

El milagro de la renovación ocurre el 19 de septiembre de 1644. El testimonio del cura se inscribe en una tabla el 17 de noviembre de 1670, que se conserva en la sacristía hasta 1721, cuando se traslada el texto, ya casi ilegible, al libro de gobierno parroquial de Mascota.

Auténtica de la milagrosa renovación de Nuestra Señora del Rosario de Talpa se publica en Guadalajara hasta 1855, en la imprenta Tipografía de Brambila.

Tras visita pastoral del obispo de Guadalajara en 1645 se dispone la construcción de un nuevo templo. Se diseña un templo más amplio con techos de dos aguas de paja. Es bendecido el 19 de septiembre de 1651.

Para propagar el culto regionalmente se solicita autorización en 1679 para fabricar tres vírgenes peregrinas, copias fieles de la original.

En la segunda mitad del siglo XVIII la fama milagrera de la Virgen de Talpa crece regionalmente. El obispo Francisco de San Buenaventura Martínez de Tejada ordena construir nuevo templo de “bóveda y cal”, de estilo barroco en su fachada y altares cubiertos de oro. En 1834 se destruyen los altares barrocos y se reponen con otros neoclásicos.

Para 1818 un temblor colapsa la única torre construida. En 1842 se inicia la construcción de las actuales torres.

Ese santuario, modesta copia de las torres tapatías, alberga el mayor altar de la devoción mariana de la diócesis de Tepic, sostén de la fe de los creyentes, sostén material del gobierno diocesano.

A cien años de la coronación pontifica de Nuestra Señora del Rosario, por fe, por devoción, por manda, por tradición, por reto, por aventura, la visita a Talpa es para creyentes y no creyentes, un sueño pendiente de muchos, un deseo cumplido de otros.

…Hace poco expusiste tú a nuestro cabildo a quien corresponde la facultad y el honor de coronar las Sagradas Imágenes de la Madre de Dios, célebres ya por la antigüedad de su culto, ya por la fama de sus milagros, que se venera en su Santuario de la Parroquita de Talpa, de tu Diócesis, una muy insigne y esclarecida Imagen de Nuestra Señora, bajo el Título DEL ROSARIO, a quien se venera por todos, con solícito cuidado, con gran religión y singular piedad, ya por la celebridad de su culto antiguo, ya por la gran grande afluencia y devoción de personas y pueblos que de todas partes acuden, no menos que por la abundancia de prodigios y gracias, que derrama en el seno de los fieles sus devotos la piadosa Madre. Por esta razón Tú, guiado por un afecto de singular devoción y atendiendo también a las súplicas de innumerables fieles, has pedido con crecida instancia que se honre a la Augusta Imagen con aquella Corona de oro, con que acostumbra coronar nuestro Cabildo las prodigiosas imágenes de la Madre de Dios. Por lo mismo, nos hemos resuelto satisfacer cumplidamente tales votos y súplicas; pues siempre que se trata de honrar a la Santísima Virgen hemos procurado con singular empeño, que se le den en todas partes regaladas pruebas de devoción. Con este motivo, reunidos en nuestra sala Capitular el día 11 de diciembre del presente año, y cerciorados por la relación que nos hizo el Señor José de Bisogno, Decano de nuestro Cabildo, de que la misma Imagen Santísima reúne todo cuanto se requiere para la coronación solemne. Nos, unánimamente, acordamos y mandamos QUE SEA CORONADA CON CORONA DE ORO Y CON RITO SOLEMNE la misma esclarecida y muy insigne Imagen de Nuestra Señora, bajo el título DEL ROSARIO para la mayor gloria de la Santísima Trinidad, para que sea su título de más honra y esplendor de la Madre de Dios, y para exaltación de la Santa Madre Iglesia A Ti Reverendísimo y Excelentísimo Señor, te encomendamos y te confiamos por los presentes, el honor de hacer la coronación de la Santísima Imagen, el día que eligieres, y, por si así fuere de tu agrado, te facultamos para que lo subdelegues en el Obispo que designares… Dado en Roma, el 15 de diciembre de 1921, octavo del pontificado de Nuestro Señor el Papa Benedicto XV. Un sello que dice: Cabildo de la Santísima Patriarcal Basílica del Príncipe de los Apóstoles.- Julio Malvezzi de Santa Cándida, Canónigo actuario.- José Cascioli, Cancelario.- Una rúbica.

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