“Más de una vez he intentado explicar este extraño y doloroso fenómeno histórico: la incapacidad de México para avanzar simultáneamente hacia la libertad política y el bienestar material para todos”
D. Cosío Villegas
Por Ernesto Acero C.
Ha sido una muestra de enorme poder de convocatoria. Bajo la festiva mirada de un sol implacable, miles de nayaritas han salido a las calles y avenidas de la capital del estado, para reclamar el fin de privilegios. Las temperaturas se elevan. La sociedad se ha volcado a las calles para exigir que todos los derechos sean para todos. Es un reclamo generalizado que promueve y encabeza el mandatario estatal Miguel Ángel Navarro Quintero.
La presencia en esta movilización popular, del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, ha sido no solamente significativa, sino definitoria. No vale chuparse el dedo, y el analfabetismo político tiene sus costos.
El futuro está de por medio. Los proyectos sociales y políticos en la escena son bien conocidos. Las definiciones también están a la orden del día. El Gobernador Navarro no se anda con medias tintas. El mensaje del mandatario es claro y vale recuperar sus propias palabras: “Yo no vine a jugar con mi pueblo. Yo vine a servir a mi pueblo. Yo vine a dar la vida, porque no hay cosa más importante para mí que ser nayarita. Yo me la juego con el pueblo, porque yo salí del vientre del pueblo”. No hay lugar para las dudas, pues lo que procede son las definiciones.
El cierre de filas de los sectores sociales, se ha mostrado en la marcha por la defensa de los derechos sociales de todos. No se trata de acarreados por aquellas camarillas que han mostrado vocación de extorsionadores. Solamente la movilización social puede cerrar el paso a los señores feudales, a los que solamente pueden vivir en sus burbujas de privilegios. Solamente la movilización popular tiene el poder de eclipsar a los herederos de la corrupción y el pervertido privilegio.
Ha sido dramáticamente contundente el acontecimiento al que hemos asistido el pasado domingo. La marcha muestra que la esperanza de los nayaritas por una vida en constante mejoramiento, sigue viva. La gente sigue en espera del bienestar material y de sus libertades. (¡Cuidado, esa espera no es pasiva, no se atiene a la Divina Providencia!).
El estado carga con una historia de sevicia social constante, que agravia a todos. Los primeros cien años como entidad federativa empezaron mal, siguieron peor y han acabado de forma verdaderamente fatal. La ausencia de instituciones ha reforzado el estilo personal que ha marcado los sucesivos gobiernos. Cien años de nuestra historia parecen tirados a la basura. Los costos sociales son de proporciones inimaginables y escasamente mensurables, aunque las evidencias sobren.
La Ley Fundamental, que nos une como nación, consagra los derechos sociales que deberían cerrar el paso a la pobreza, a la desigualdad y al abandono. No obstante, malos gobiernos han tejido una red de privilegios fortalecida por la corrupción y la perversidad de quienes han usurpado (hasta por la vía del voto) el poder público.
El papel del Estado es fundamental en la ruta que se defina para el desarrollo. Derivado de eso, en el bienestar de las personas influye de manera determinante el gasto público. No obstante, no es sólo el ejercicio presupuestal el que influye en el desarrollo del estado, sino las políticas de gobierno que se instrumenten.
Gasto público y políticas de gobierno, son claves para el desarrollo. En cuanto al gasto público, este ha servido para que algunos gobernantes hayan amasado fortunas que no acaban ni en varias generaciones. Las políticas de gobierno han estado ausentes. En el mejor de los casos, se han definido líneas generales de políticas que han caído abatidas por los ciclos sexenales.
Los malos gobiernos han tenido cómplices. Esos cómplices han usurpado los superiores intereses populares para enriquecerse y para crear sus propias redes de corrupción. Esas redes de corrupción han sido construidas a lo largo de décadas que se han decantado en privilegios para unos cuantos y en perjuicios para la mayoría. Lo peor de esa lógica del atraso, es que pudo haberse evitado: ¿cómo? La respuesta es sencilla: evitando la lógica endogámica que ha llevado a la imbecilidad a los grupos que han detentado el poder.
La presencia de regiones de privilegio, han dañado seria y gravemente el proceso de construcción de instituciones. Esas instituciones, como la educación, la salud, el derecho a la vivienda y al trabajo, han sido conculcadas, han sido saqueadas. El proceso de construcción de instituciones en Nayarit, ha pasado de verde a podrido. Las instituciones no han prosperado en el estado porque se les ha sujetado desde el inicio, a procesos de evolución cadavérica. Las regiones de privilegio atan a la dinámica feudal de la sociedad.
La sociedad entera ha visto que la pluralidad que la caracteriza y que se expresa en su representación, no se ha convertido en muro de contención para el abuso, el despotismo y el exceso. La unanimidad se ha manifestado claramente como una nimiedad moral. Los defensores del poder popular, históricamente se han unido a los “enemigos” de la democracia.
La sociedad ha sido traicionada por pandillas que se han apoderado de espacios completos de la esfera pública. Las camarillas de sinvergüenzas, montados en una execrable lógica endogámica y estúpidamente hereditaria, no solamente se han enriquecido, sino que le cierran el paso a la construcción de instituciones.
En ese contexto se muestra la reacción de los sectores sociales ante los defensores de sus ranchos feudales. Esos ranchos feudales son las regiones de privilegios para familias enteras, para grupos que hacen de la corrupción su razón de ser. La marcha en defensa de los derechos sociales define la distancia que media entre los que desean conservar sus privilegios y entre quienes desean que los todos los derechos sean para bien de todos.
Los derechos sociales deben ser derechos para todos. Así lo enuncia ese enorme Canto General llamado Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pero las camarillas, las expresiones gansteriles, los reducen a favores sujetos a sus estados de ánimo. Como el mismo Gobernador Navarro lo plantea: “Hoy tenemos que pensar en una herencia social. Hoy no tenemos que generar una conciencia personal, sino una conciencia social”. Este es el elemento que define la distancia entre propuestas que estarán en juego en el futuro cercano.
En Nayarit, la gente de trabajadora, honesta, sacrificada, noble. La nobleza ha llevado a los perversos a saquear el patrimonio de los nayaritas. La honestidad ha llevado a los nayaritas a vivir casi al día. La dedicación al trabajo ha llevado a cientos de miles de nayaritas a buscar un mejor futuro fuera del estado. El sacrificio de los nayaritas se ha manifestado como indestructible estoicismo que mantiene de pie a la gente y viva la esperanza.
Han transcurrido ya, más de cien años de haber sido creado el estado de Nayarit. Son profundas las raíces del saqueo y el desprecio por la vida de la gente: es hora de que esa historia sea destronada.
El ejercicio político del pasado domingo, en la Marcha por la Defensa de los Derechos Sociales, constituye un doble mandato del pueblo nayarita.
Por una parte, poner fin al saqueo y al feudalismo político, es un mandato que exige acabar con las redes endogámicas y con los criterios patrimonialistas de los señores feudales. El segundo mandato, exige construir instituciones que cierren el paso a la formación de clientelas, lo que significa empoderamiento de los ciudadanos. Esto lo saben, lo intuyen y lo razonan, los asistentes a la marcha por la defensa de los derechos sociales. El acontecimiento es la muestra del poder de convocatoria, del respaldo que posee un proyecto transformador que deberá sortear los retos d