Por Salvador Cosío Gaona
El pasado lunes 24 del presente falleció Alejandro Martí, empresario mexicano que fundó la organización México SOS. A este personaje, quien vivió la terrible experiencia de haber padecido el secuestro y posterior asesinato de su hijo adolescente, se le recordará entre otras cosas, por la sentida frase con que reprochó a las autoridades su desempeño al proferir “¡Si no pueden, renuncien!”.
Martí fue uno de los personajes clave de la sociedad civil que exigió justicia y una estrategia para frenar la inseguridad, en particular el delito de secuestro.
En agosto de 2008 participó en una sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, donde frente al presidente Felipe Calderón, gobernadores y los principales encargados de la seguridad lanzó un reclamo generalizado:
“Señores, si piensan que la vara es muy alta e imposible hacerlo, si no pueden renuncien, pero no sigamos usando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada porque eso también es corrupción”.
La declaración detonó un debate público sobre la delincuencia y el papel de las autoridades, en una época donde los asesinatos iban a la alza, por el inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico que marcó el sexenio de Felipe Calderón.
El 13 de agosto de 2008, Alejandro Martí anunció la creación del Sistema de Observación para la Seguridad Ciudadana (SOS), el cual tiene como objetivo apoyar iniciativas “inteligentes” de las sociedades civiles para presionar a las autoridades y poner fin a la impunidad.
“La muerte de mi hijo debe tener algún sentido; queremos asegurarnos de que ningún padre o madre vuelva a sufrir algo así. Por eso, hemos decidido dedicar lo que queda de nuestras vidas a coadyuvar con la sociedad para presionar a las autoridades y acabar con la impunidad, algo que nos está destrozando”, declaró el empresario durante una conferencia de prensa.
La mañana del 4 de junio de 2008, Fernando Martí Haik, de 14 años de edad, salió de su domicilio con dirección a su secundaria, ubicada en la zona sur de la ciudad, acompañado por su escolta y un chofer.
Al circular sobre la Avenida de los Insurgentes Sur, a la altura de la colonia Jardines del Pedregal, el BMW blindado en que circulaba el menor fue detenido en un retén de supuestos agentes federales que de inmediato lo sometieron a él y a su chofer, Jorge Palma Lemus.
En el sitio quedó postrado, aparentemente sin vida, el escolta Cristian Flores, de 25 años, sin embargo un error de los captores no les permitió percatarse que no había muerto, y días más tarde, bajo la figura de “testigo protegido”, reveló a la policía los detalles del secuestro.
Tras una serie de negociaciones infructuosas entre el empresario Alejandro Martí, asesores particulares y los delincuentes, el 1 de agosto fue encontrado sin vida el cuerpo de Fernando dentro de la cajuela de un vehículo en la colonia Villa Panamericana de la delegación Coyoacán”.
“¡Qué bien, un punto malo para Calderón y un Pirrurris menos!”. Esa fue la reacción de López Obrador cuando se enteró del asesinato del joven Fernando Martí. La frase pintó de cuerpo completo a quien 10 años más tarde sería el presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Qué le hizo Alejandro Martí a Andrés para que se alegrara de la muerte de su hijo? Absolutamente nada, hasta dónde se sabe. Pero habría dos supuestos; uno de ellos es que su perverso comentario habría sido en respuesta a los justos reclamos de Martí quien también exigía justicia a Marcelo Ebrard, quien en ese tiempo se desempeñaba como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. El otro, es que es tan grande su desprecio por las clases altas que habría sido su manera de expresar su rechazo al exitoso empresario.
Hay quienes han pretendido negar que Andrés Manuel López Obrador expresó aquella mezquina y perversa frase. Yo no lo afirmo ni lo niego, pero hay señales de que lo dijo.
No hay que olvidar, es el mismo personaje que rió a carcajadas cuando le preguntaron de las masacres.
El que dejó a niños y niñas sin sus tratamientos contra el cáncer; el que instruyó quitar guarderías, el que eliminó las escuelas de tiempo completo condenando a miles de niños a dejar de recibir al menos un alimento caliente y completo al día.
Es el presidente que se burla de los mexicanos; el que ante reclamos de decenas de miles de homicidios dolosos, de secuestros, de desaparecidos, de violencia, de criminalidad, responde que acusará a los responsables con sus papás y sus abuelos.
Así es que, no tengo pruebas pero tampoco dudas.
La Fundación México SOS comunicó el fallecimiento de Alejandro Martí con el siguiente mensaje:
Nos deja un legado de valentía al situarse al frente de una lucha contra la inseguridad y la injusticia a raíz de la tragedia vivida con su hijo Fernando y un permanente activismo y compromiso ciudadano por hacer de nuestro país un lugar en donde podamos vivir en paz.
Alejandro Martí fue una figura destacada en el mundo empresarial, al detonar el desarrollo de Deportes Martí, una cadena de artículos que fundó su familia en 1936.
Martí también creó la cadena de gimnasios Sport City y la empresa Emoción Deportiva, junta a Alfredo Harp Helú.
En 2007, su socio Harp Helú se hizo con el control de las empresas, en una oferta de 561 millones de dólares. En ese momento había 109 tiendas deportivas y una red de gimnasios que contaba con más de 50 mil socios”.
Hasta último de sus días, Alejandro Martí luchó y exigió justicia a los gobiernos para su hijo y para otros esperando encontrar consuelo a una herida que jamás cerró.
Martí siguió contribuyendo en temas de seguridad desde la asociación que fundó, siendo una voz recurrida para analizar los fenómenos de violencia y para llamar a cuentas a las autoridades.
Ahí queda su lucha y su inolvidable y contundente frase: “Si no pueden, renuncien”, que no pierde vigencia y que quizá más que nunca debiera ser un reclamo generalizado de los mexicanos a las autoridades que nos gobiernan.
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