Cuando se le preguntó a la gente hace cinco años quién había sido el mejor gobernador no señalaron ni a Flores Curiel ni a Rigoberto, con obra pública importante en su tiempo. La anécdota me la platicó el profesor y periodista Enrique Hernández Zavalza: cierta ocasión Emilio González preguntó a quienes con él disfrutaban un pescado zarandeado quiénes habían construido las pirámides de Egipto o la Muralla China. Nadie supo. Sólo dijo: los hombres recuerdan a los que hacen política política (palabra que años después emplearía Salinas), no a los constructores de obra material, con la importancia que ésta tiene. Por eso él, cada segundo, cada minuto, hizo política política. Cuando alguien llegaba a gestionar una obra y le aclaraba que no había nada de política, él decía: “Todo es política” Y sí.