Rosa Bautista Ruvalcaba | La mujer de dos familias

Honran en su segunda familia, a la mujer que vivió para ella 63 años. No se imaginaba, cuando solicitó vacaciones, que su vida se apagaría y no podría volver a ver a algunos al menos, porque es numerosa: la componen tres mil. Había completado dos vueltas de vida laboral e iba por la tercera

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Hay quienes se han jubilado con poco más de 40, lejos aún de los 50. Y es un mérito sin duda, la apuesta por una vida relajada. Podrían haber ganado un Guinness. Pero ella buscó otra vida, quiso tener dos familias, y las tuvo: la de sangre y la del trabajo. Con la segunda vivió 63 años. Y sabía que si se trata de familia, es tiempo completo y para siempre o no es.

Tal vez no hubiera podido ganar un récord, pero yo conozco varias personas que disfrutan de su jubilación desde antes de los 50 años de edad. Pero no registro en mi memoria casos como el de Rosita, aunque puede haber varias.

Rosa Bautista Ruvalcaba trabajó en la empresa que embotella Coca Cola para Nayarit y Puerto Vallarta por 63 años, dos vidas laborales en una sola compañía, pequeña cuando ingresó, de tres mil colaboradores ahora.

Tomó unas vacaciones por algunos detalles de salud. Hace poco pidió le plancharan su uniforme y que le cambiaran un billete de 500 por algunos más chicos, para no batallar por el cambio en el transporte que la conducía a la planta embotelladora, donde era auxiliar de egresos. Pero la vida le hizo una mala jugada, y este martes dejó de existir a los 87 años. Hubiera querido morir, imagino, no en la cama, sino en su escritorio.

Antes de partir al cementerio municipal, Rosita fue llevada el mediodía del jueves para un último adiós de sus compañeros de Coca. Se escucharon los aplausos; en la planta, el murmullo de las máquinas envasadoras y los pesados camiones saliendo de las bodegas sonaban como un lamento.

En nombre de todos los gerentes de la historia de la empresa, de los consejeros, los accionistas y sus compañeros de trabajo, el gerente de la embotelladora, con palabras entrecortadas por el llanto contenido, elogió la puntualidad, responsabilidad y compromiso de Rosita. “A veces era casi una madre”, dijo.

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