Por Oscar Verdín Camacho
Si a las enfermedades se le suma la considerable edad de las personas, descender o subir por unos escalones representa un reto, especialmente si no se cuenta con pasamanos, como sucede en el exterior de la clínica de medicina familiar del ISSSTE Joaquín Cánovas Puchades.
Es el caso que derechohabientes con padecimiento en alguna pierna o en edad avanzada, tienen que sujetarse de una malla ciclónica ubicada en un extremo para cumplir la ruta, puesto que no hay pasamanos.
Esta situación se ubica del lado del estacionamiento de las casas del FOVISSSTE; ojalá se le ponga remedio porque todos los días cientos de personas adultas acuden a la citada clínica familiar por diversas circunstancias, entre ellas surtirse de medicina.
– ¡Me da permiso, joven! – se escucha decir a una señora que desciende lentamente por esos escalones, sujetándose de la malla-, pero necesita de ayuda extra puesto que su bolso lo jala con un diablito.
Un pasamanos en la parte central de los escalones ayudaría y mucho.
* Esta información es publicada con autorización de su autor. Oscar Verdín Camacho publica sus notas en www.relatosnayarit.com