Monitor Político | Atentos al desarrollo de la economía nacional

La deuda es un lastre, además de la opacidad y falta de rendición de cuentas. Llegó la hora de transformar verdaderamente al país sin mentiras ni demagogia

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MÉXICO ESTÁ EN ALERTA PERMANENTE

No debemos elevar campanas al vuelo ni festinar triunfos de nadie hasta en tanto no estemos al tanto del desarrollo de la economía nacional,  además de las soluciones a los graves problemas nacionales.  Economía, salud, educación, seguridad, derechos humanos, son temas que deben vigilarse bien. En el pasado añejo y reciente vimos alocadas decisiones que demostraron  despilfarro, gastos excesivos, poca transparencia en el destino del dinero, creciente  opacidad y muchos secretos premeditados para que el pueblo siga desconociendo  el origen lícito o ilícito de esos recursos.

Creemos que no sería buen comienzo en la siguiente etapa del país, de que en lugar de poner el ejemplo de limpieza y honestidad lo que se vea sean  otras cosas por todos lados rompiendo con la ley.  Más de lo mismo, no. El dinero es público es de los contribuyentes y del pueblo en general, y sus próximos administradores  están obligados a la honradez y a la adecuada rendición de cuentas máxime que hay un problemón de deudas muy elevadas, impagables, que se cierne sobre el panorama nacional, así lo oculten los funcionarios.

QUE SE RINDAN CUENTAS Y SE CUIDE EL DINERO

Como millones de mexicanos, ya estamos preparados para participar en las elecciones en México  se llevarán a cabo el próximo domingo 2 de junio. El horario para votar será a partir de las 08:00 y hasta las 18:00 horas de ese día. Pero, pese a las buenas intenciones oficiales y a la incredulidad ante los resultados, el tema financiero no deja de preocupar a los especialistas. Cierto, habrá “fiesta electoral” pero lo será frente a un ambiente sombrío y un futuro nada halagüeño en el terreno de los pesos y los centavos. “Cuando el río suena es que agua lleva”, decían nuestros abuelos y andan por ahí estudios reveladores de graves problemas de duda externa y limitaciones en la liquidez para solventarlos.

LA REALIDAD SUPERA A LOS DISCURSOS DE NOVELA

Hay una realidad: la deuda pública de México para este año  se equivaldrá entre el 14% y el 19.2% de los ingresos presupuestarios, por lo que el costo del servicio de la deuda pública en México es sumamente elevado. Analistas suponen que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador recurrirá –o ya lo está haciendo-, a más y nuevos préstamos ya que los recursos económicos para el gasto y los proyectos de infraestructura no serán suficientes, y  dicho por varias fuentes consultadas.

Otra es que la insuficiencia de ingresos del sector público para financiar el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación es significativa y equivale a 1.73 billones de pesos de financiamiento, es decir endeudamiento neto del sector público.

EN RIESGO LOS  BOLSILLOS DE LOS MEXICANOS

Entonces, amigos, la deuda pública mexicana es un tema complejo y ya causa  implicaciones serias en la economía del país. La deuda pública puede afectar a los ciudadanos mexicanos de las siguientes maneras: 1. Aumento de impuestos. El gobierno puede aumentar los impuestos para pagar la deuda pública, lo que puede afectar el poder adquisitivo de los ciudadanos; 2. Disminución del gasto público. El gobierno puede reducir el gasto público para pagar la deuda, lo que puede afectar la calidad de los servicios públicos; 3. Inflación. Si el gobierno imprime más dinero para pagar la deuda, puede haber un aumento en la inflación, lo que puede afectar el poder adquisitivo de los ciudadanos; 4. Menor inversión. El gobierno puede destinar menos recursos a la inversión en infraestructura y otros proyectos, lo que puede afectar el crecimiento económico y el empleo.

En términos llanos, preocupa a las clases más necesitadas que la deuda provoque un mayor costo de vida. Si la deuda acumulada no se maneja adecuadamente puede haber un aumento en el costo de vida, lo que  afectará el bienestar de los ciudadanos. En resumen, la deuda pública en México es sumamente elevada y el costo del servicio de la deuda es significativo. Y este es un toro muy bravo para quienes ganan las elecciones. No es tema de malabares discursivos sino de soluciones serias y decisivas.

 Y ES QUE TENEMOS ANTECEDENTES NADA GRATOS

 De acuerdo a informaciones especializadas, México tuvo dos crisis de deuda en el último cuarto del siglo XX. La primera, en 1982, cuando no pudo cumplir con el pago de su deuda externa, que rondaba el 60% de su producto interno bruto, con un déficit fiscal de 16%. La segunda, al final de 1994, llamada coloquialmente del “tequila”. Su origen fue el sector bancario, pero se propagó hacia el sector gubernamental por la estructura de la deuda. Desde 1993 había una fragilidad en la banca nacional que incurrió en actividades riesgosas por no tener una regulación sólida. Era la época de desregulación a ultranza.

A LOS POLÍTICOS LES GUSTA ENDROGARSE DE MÁS

Desde 1989 el gobierno emprendió un desendeudamiento importante utilizando los recursos de la privatización de poco más de mil empresas en manos del Estado. Como consecuencia, para 1994 se tenía una deuda en mínimos históricos, de 27% del PIB. No obstante, los mercados internacionales se encontraban nerviosos por el estatus que guardaba el sistema bancario y ofrecían sólo préstamos de corto plazo, indizados al tipo de cambio. Era una señal clara de que no confiaban en el país ni en su sistema financiero. El 21 de diciembre de 1994 el ataque especulativo ocurrió y se desató la crisis. Las tres lecciones que dejaron ambas crisis han servido para analizar el endeudamiento soberano en cualquier nación.

ES DEFINITIVO. El pago de los intereses de la dificultad pública de México (también llamado costo financiero) en 2024 será de 1.263 billones de pesos, una cifra que representará más del 14% del gasto del sector público, estimado en 9.022 billones.

Quien gane las elecciones ya debe tener en sus manos las carpetas para salir airoso de este grave problema, además de los temas relacionados a la salud, educación,  seguridad, derechos humanos y un sinfín de rémoras que se vienen arrastrando y que no se resuelven con conciertos populares en el zócalo capitalino ni repartiendo dinero al por mayor para los sectores afectados. Inteligencia, prudencia, honestidad, rendición de cuentas, rendición de cuentas y buenas decisiones.

 VEREMOS Y DIREMOS.

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