Quienes esperaban que ayer mismo la Presidenta fijara su distancia de Obrador deben haberse defraudado. El primer discurso no ofrece muchas luces en ese sentido. Era poco probable que ocurriera, frente a un mandatario que se despide con tan enorme aprobación. Habrá que buscar en otros hechos las pruebas de su carácter y la firmeza de sus convicciones. Durante la pandemia, Claudia Sheinbaum promovió el uso obligatorio de cubrebocas en la capital del país, que gobernaba. El Presidente prescribió escapularios Detente contra el virus. En reuniones oficiales, los serviles altos funcionarios, incluidos los médicos, lucían sin mascarillas, excepto ella. Su formación científica le da dos ventajas sobre su mentor: los datos que contradicen las convicciones deben ser tomados en cuenta y el micrófono no es un púlpito sagrado para predicar verdades y dogmas.