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sábado, agosto 2, 2025
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Tepic: el ABC de las inundaciones

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Por Ernesto Acero C.

El gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero se ha referido a los fraccionamientos que se desarrollaron en zonas propensas a inundaciones. En efecto, fraccionamientos y numerosas obras públicas se desarrollaron en Tepic, en el último medio siglo, en lugares inapropiados. Esos lugares inapropiados son, principalmente, los zanjones A, B y C, que representan (o representaban hasta hace pocos años), una superficie cercana a los ocho kilómetros cuadrados.

En esta etapa de la historia del estado, y en especial de su capital, Tepic, se alinean los astros en favor de la gloriosa ciudad. Los zanjones, o lo que queda de ellos, resultan ser zonas federales que pueden ser salvados mediante un gran acuerdo entre el Gobierno Federal, el del Estado y el Municipal (ver nota al final). Existen condiciones legales que favorecen a la autoridad, sin sacrificar el aspecto social del caso.

Esa historia data, principalmente, de los años setenta. A fines de esa década se empezó a registrar un crecimiento de la mancha urbana de Tepic que todavía estaba lejos de la ciudad de Xalisco. En esos mismos años, empezó a registrarse un intenso desplazamiento demográfico hacia la ciudad de Tepic.

El crecimiento demográfico en la capital del estado fue aprovechado por los propietarios del suelo. Esa es la razón por la que los “urbanistas” sencillamente cuadriculaban un plano y empezaban a ceder derechos ejidales. Luego llegó la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra (Corett), para resolver los problemas derivados de esa expansión de la ciudad.

La venta de terrenos ejidales contribuyó a resolver un problema de orden social, el de la vivienda. No obstante, las cosas se complicaron aún más al momento en el que empiezan a registrarse “invasiones” de tierras para construir casas habitación. Basta recordar que la colonia “Dos de agosto” fue creada en 1981, en los últimos días del gobierno de Rogelio Flores Curiel y cuando ya había sido votado como Gobernador de Nayarit, Emilio M. González Parra (que asume dicho cargo el 19 de septiembre de ese mismo año).

Siendo gobernador del estado Rogelio Flores Curiel, se realizan las obras más importantes que hasta entonces se habían llevado a la capital. En esos días, se construye la avenida Flores Magón, se traza la nueva avenida Victoria, se amplía un buen tramo de la avenida Insurgentes y se construye el libramiento carretero de la capital.

El libramiento carretero se convierte en una especie de límite de lo que sería el crecimiento de la capital. Así, empiezan a construirse colonias como la Lindavista y la San Juan, entre otras. Para esas fechas, colonias como la Heriberto Casas y la Versalles ya se habían consolidado.

Todas esas colonias, incluida en la lista los desarrollos habitacionales financiados por el Fovissste a uno y otro lado del libramiento, se asentaron en zonas por las que todos sabíamos que eran cauces de corrientes fluviales. Como sabemos, esas corrientes modelan el paisaje y esa es la razón por la que la cara visible del cerro de San Juan se encuentra marcada por el agua que fluye por las áreas de escurrimiento.

Las faldas del cerro de San Juan se caracterizan por la presencia de zanjones. Esos zanjones son cauces naturales por donde corre el agua en la temporada de lluvias. ¿Son, o eran? Al momento en el que los zanjones empiezan a ser convertidos en zonas habitacionales, los cauces son obstruidos. Esa es la razón por la que empezaron a construirse canales para controlar las citadas avenidas durante la temporada de lluvias. Un caso de surrealismo puro.

Los zanjones no solamente son reconocidos como zonas de escurrimiento de las aguas que se precipitan en el cerro de San Juan. Los zanjones también son conocidos por su capacidad de absorción de más de la mitad de las aguas provenientes de la lluvia. Los zanjones son una especie de pozos de absorción naturales que solían recargar el manto acuífero de Tepic.

Estimaciones de la CNA observan que cerca del 90% del agua que debería escurrir hacia los zanjones, ahora corren por las calles de Tepic. Con la presencia de pavimento, las calles reducen su capacidad de infiltración al 0% (cero por ciento).

Ahora ya no es posible retirar de los cauces federales (zanjones) los cientos o miles de viviendas que se han construido en esos lugares. Lo que si se puede hacer es poner fin a la invasión de esos zanjones.

En zanjones se han construido farmacias, instalaciones gubernamentales como Casa de Gobierno, el INAPAM y hasta oficinas de Protección Civil municipal en el zanjón de La Alameda. Por cierto, quizá el único alcalde que ha hecho algo por los zanjones, fue el que ocupó el cargo por dos ocasiones, Félix Torres Haro. El ex Presidente Municipal de Tepic salvó de su destrucción total al zanjón de La Alameda, que ahora está siendo invadido silenciosamente para convertirlo en un tiradero de basura.

El asunto de los zanjones ha sido planteado en diversos momentos y ante diversas autoridades estatales, federales y municipales, sin que se haya logrado respuesta alguna. Ahora, las consecuencias se manifiestan de manera surrealista. Los zanjones, luego de ser invadidos, llevan a la autoridad a construir zanjones artificiales, para canalizar las aguas que escurren del cerro de San Juan.

Durante años se denunció la depredación del que era objeto el entorno natural de la capital del estado. Los diferentes movimientos sociales no lograron prosperar dado el peso de los intereses en juego. Ahora, un Gobernador que tiene prisa, tanta como la prisa que tiene la ciudadanía, puede dar un golpe al timón y meter el freno hasta el fondo. El golpe al timón, para que los problemas se resuelvan sin crear otros peores. El freno hasta el fondo, para que ya se ponga fin a la invasión de las zonas federales qué, en este caso, son los zanjones.

Un dolor pequeño no se debe curar con un dolor más grande. Es cosa de sentido común, como diría mi querido amigo Rafael Vargas Pasaye. Ahora, se requiere hacer inversiones surrealistas como la infraestructura que evite las inundaciones en la capital del estado, pero también se requiere poner fin a la depredación de un medio que puede crear y resolver problemas de manera natural.

Los zanjones pueden quedar bajo el control de los gobiernos en los tres niveles: Federal, Estatal y Municipal. Urge salvar esas zonas federales, por el bien de todos y por el bien de la capital del Estado.

Nota: los zanjones son zonas federales que, tanto autoridades estatales como municipales, permitieron que se invadiesen: (ver) https://www.dof.gob.mx/nota_to_imagen_fs.php?codnota=4815758&fecha=24/05/1968&cod_diario=207300 y https://www.dof.gob.mx/nota_to_imagen_fs.php?codnota=4692122&fecha=13/10/1992&cod_diario=202221

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