El infierno de Jorge; 50 años de gran sufrimiento

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Muchos años después de aquella agitada y difícil infancia, ya siendo adulto, Jorge comprendió que su madre debía prostituirse para sacarlo adelante, luego de que su padre decidió abandonarlos en una ciudad, Tijuana, a la que llegaron cuando él tenía apenas seis años de edad.

Los recuerdos de este hombre de 62 años de edad, hoy en día perdido en su alcoholismo, son nítidos: “Mi madre era prostituta en la ciudad de Tijuana; yo apenas tenía 8 años de edad y veía cuando ella se iba con los hombres, al final de cada encuentro le entregaban dos o tres billetes, yo la esperaba en una banca del hotel donde se metía”, cuenta en esta charla con Meridiano, Jorge Ceja Peña, un miembro del llamado “escuadrón de la muerte”. 

Recuerda su origen michoacano: “desde que yo tenía seis años mis padres se fueron a vivir a Tijuana; estando allá se separaron y mi jefa se empezó a prostituir, yo a mi madre la veía que se ponía a tomar cerveza con los  hombres y al final se iba con ellos a la cama; era una mujer muy bella, más bella que María Félix y Maribel Guardia, era prostituta, yo no sabía que eso era malo, yo no sabía que a mi madre la ofendían, ella me decía que los hombres con los que tomaba eran sus amigos y yo le creía, pero después me di cuenta que a mi  jefa la humillaban, la golpeaban, y abusaban de ella de diferentes formas”, platica.

Cuando cumplió doce años, Jorge experimentó el dolor más grande en su vida: su madre, una tía que estaba embarazada y su media hermana de apenas cinco años de edad, murieron atropelladas, ahí en Tijuana: “Fue el día más triste de mi vida, después de eso me crucé a los Estados Unidos y allá duré viviendo veinticinco años, después me vine a México y aquí seguimos”, recuerda con gran tristeza que lo hace llorar y dice, que en ese tiempo comenzó a consumir psicotrópicos, pastillas que lo hacían fugarse de esa pesada realidad.

Jorge Ceja Peña deambula en las calles de la ciudad de Tepic pidiendo una moneda, mendiga caridad, algunas veces solo y otras acompañado por alguien del “escuadrón de la muerte”, espacio al que pertenece y del que no quiere salir: “Yo presiento que ya estoy al borde de la muerte, lo presiento; para mí ya no hay futuro, nada: no tengo madre, nunca tuve padre, ya pasaron muchos años, ya casi me voy y no pienso dejar de beber y sabes porqué hermano; porque  el alcohol sí me hace feliz, el alcohol hace que me olvide del dolor y del sufrimiento”, dice finalmente Jorge Ceja Peña, un hombre que desde hace por lo menos 50 años vive el infierno de las drogas y el alcoholismo.

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