La publicitada contratación de Dani Alves por los Pumas del Universidad nomás no da resultados. Es un auténtico despropósito. El laureado veterano brasileño no aporta ni como lateral ni como volante en medio de un equipo mediocre con un técnico sin brújula.
El enojo de la afición universitaria está totalmente justificado. De las loas a los abucheos, la fanaticada puma se metió fuertemente con el amazónico cada vez que tocaba el balón en el juego del domingo pasado ante Santos Laguna. Los de Torreón vinieron a la capital a toserles a los auriazules. Lo mismo hizo el público con el portero Ignacio González, que se ha llevado montones de goles por partido.
Pumas empeñó hasta la camisa (con el apoyo de ilusos patrocinadores) para hacerse de los servicios del jugador con más títulos de la historia pero, como dijimos desde un principio, el fichaje no concuerda con la economía y la filosofía universitarias.
Reporteros confiables de ESPN han informado que DHL y Banca Mifel apoyaron con dinero para poder hacer realidad la llegada de Alves y pagar el elevado sueldo que percibe una figura de talla mundial que por lo visto vive sus últimos meses en el profesionalismo.
Hasta el momento, Dani ha sido un petardo. Ojalá que no suceda lo mismo que se vivió en Pumas con el germano Bernd Schuster. El mediocampista alemán no echó raíces ni dejó un recuerdo agradable por estos lares.
El argentino Andrés Lillini se mantiene en el timón contra viento y marea. Dice que no piensa renunciar puesto que no es un mercenario (para cobrar el finiquito), pero los resultados mandan, y más en torneos tan cortos como los de la Liga MX.
Por lo visto, la directiva universitaria está a favor de los procesos largos pero, ¿qué sucederá si la UNAM vuelve a perder esta noche en el Pedregal ante los Tigres?
Deshonra
La afición del Cruz Azul es noble, fidelísima, aguantadora y casi masoquista, pero ya reventó. Varios partidarios de La Máquina se aglutinaron a las afueras de La Noria para decirles sus verdades a los jugadores, que hicieron bien en detener sus autos de lujo para recibir la metralla verbal. Es hora de aguantar y apechugar.
“Cruzazulear” significa “regarla” después de estar en ventaja, pero lo sucedido la noche del sábado en Santa Úrsula ni siquiera fue eso, así que habrá que encontrar un verbo nuevo para describir aquella debacle vergonzosa ante el acérrimo rival.
Se trata de un equipo “sin alma ni corazón”, en palabras de José Luis Sixtos, defensa azul de otros tiempos que se caracterizó por su entrega total. Sixtos se quejó, de paso, de que a varios ex jugadores no se les quiere dar la oportunidad de laborar dentro de la institución.
Con sangre de atole, el desastrado conjunto cementero se dejó avasallar por un América brillante y preciso. Ni las manos metió. Ni a melón le supo el Cruz Azul a la escuadra de Coapa, que no tuvo misericordia. 7 a 0 para los restos.
Este podría ser el resumen: América, insolente; Cruz Azul, indolente.
