Volantín | “La primera ministra que camina hacia el huracán”

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Por Salvador Cosío Gaona

De la nueva primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, se dice que camina directo hacia el huracán, se habla de sus grandes desafíos al asumir en su nuevo encargo, y hay quienes afirman que podría terminar deseando no haber luchado tanto por el puesto ante los importantes problemas económicos a los que se enfrenta esta nación que hasta hace poco estuvo bajo la égida del muy polémico Boris Johnson. 

 Gracias a la simplicidad de su mensaje, Liz Truss, logró seducir a los miembros del Partido Conservador -los únicos que podían votar en la contienda- y ganó. Prometió reducir los impuestos, deshacerse de leyes de la Unión Europea, revertir un aumento de las cuotas del seguro nacional y suspender un impuesto a la energía verde que hace que los consumidores paguen en su factura de energía una parte destinada a proyectos ambientales.

 Sin embargo, es poco probable que su período en el cargo sea sencillo en los próximos meses.

 Los dos problemas más graves que enfrenta el país son la alta inflación y los altos precios de la energía. 

Si bien el aumento de los precios de la energía es el factor que más contribuye a la inflación, los dos problemas no son idénticos y requerirán respuestas diferentes.

 Pero “¿quién es en realidad esta mujer que camina hacia el huracán”? 

 Mary Elizabeth Truss nació en Oxford en 1975. Ella misma ha descrito a su padre, un profesor de matemáticas, y a su madre, una enfermera, como gente “de izquierda”.

Cuando era niña, su madre participó en marchas de la Campaña por el Desarme Nuclear, una organización que se opuso con vehemencia a la decisión del gobierno de Thatcher de permitir que se instalaran ojivas nucleares estadounidenses en la antigua base de la Real Fuerza Aérea en Greenham Common, al oeste de Londres.

La familia se mudó a Paisley, al oeste de Glasgow, Escocia, cuando Truss tenía cuatro años.

Su hermano, en declaraciones a Radio 4 de la BBC, dijo que a la familia le gustaban los juegos de mesa, pero que la joven Truss odiaba perder y que a menudo desaparecía antes de tener que arriesgarse a no ganar.

Más tarde, la familia se mudó a Leeds, al norte de Inglaterra, donde Liz asistió a Roundhay, una escuela secundaria estatal.

 Ha dicho que durante el tiempo que pasó allí, vio a “niños que fallaban y eran defraudados por las bajas expectativas”.

Algunos de los contemporáneos de Truss en Roundhay han cuestionado su versión de la escuela, incluido el periodista de The Guardian, Martin Pengelly, quien escribió: “Tal vez ella está haciendo un uso selectivo de su crianza y denigrando casualmente a la escuela y a los maestros que la educaron, por una simple ganancia política”.

Independientemente de cómo fue su educación, Truss llegó a la Universidad de Oxford, donde estudió Filosofía, Política y Economía y participó activamente en la política estudiantil, inicialmente para el partido Demócrata Liberal.

En la conferencia del partido en 1994, habló a favor de la abolición de la monarquía y les dijo a los delegados: “Nosotros, los demócratas liberales, creemos en las oportunidades para todos. No creemos que las personas nazcan para gobernar”.

Ambiciones políticas

En Oxford, Truss se pasó al Partido Conservador.

Después de graduarse, trabajó como contadora para Shell y Cable & Wireless, y se casó con el también contador Hugh O’Leary en 2000. La pareja tiene dos hijas.

Truss se presentó como candidata conservadora de Hemsworth, en Yorkshire, Inglaterra, en las elecciones generales de 2001, pero perdió. 

Después sufrió otra derrota en Calder Valley, también en Yorkshire, en 2005.

Pero, a pesar de las derrotas, sus ambiciones políticas siguieron intactas, y fue elegida miembro del ayuntamiento de Greenwich, en el sureste de Londres, en 2006. Desde 2008 también trabajó para el grupo de expertos de centro-derecha Reform.

El entonces líder conservador David Cameron colocó a Truss en su “lista A” de candidatos prioritarios para las elecciones de 2010 y fue seleccionada para presentarse al escaño asegurado de Norfolk suroccidental.

Pero pronto se enfrentó a una batalla contra la asociación conservadora del distrito electoral que pidió retirar a Truss después de que se reveló que había tenido una aventura amorosa con el parlamentario conservador Mark Field unos años antes.

El esfuerzo por expulsarla fracasó y Truss ganó el escaño por más de 13.000 votos.

Fue coautora del libro Britannia Unchained con otros cuatro parlamentarios conservadores elegidos en 2010. 

En este recomendaban eliminar las regulaciones estatales para impulsar la posición del Reino Unido en el mundo, y el libro mostraba a Truss como una prominente defensora de las políticas de libre mercado en las filas conservadoras.

En un reciente debate en la BBC durante la campaña para el cargo de primer ministro, se le cuestionó por un comentario en Britannia Unchained, en el que describe a los trabajadores británicos como “unos de los peores haraganes del mundo”. 

Ella insistió en que no lo había escrito.

En 2012, poco más de dos años después de convertirse en diputada, ingresó al gobierno como secretaria de Educación y en 2014 fue ascendida a secretaria de Medio Ambiente.

En la conferencia conservadora de 2015, Truss fue objeto de burlas por un discurso en el que dijo, con voz apasionada: “Importamos dos tercios de nuestro queso. Eso. Es. Una. Desgracia”.

Giro drástico sobre Brexit

Casi un año después se produjo posiblemente el que ha sido el mayor evento político en una generación: el referéndum sobre la Unión Europea.

Truss hizo campaña a favor de permanecer en ella y escribió en el diario Sun que el Brexit sería “una triple tragedia: más reglas, más formularios y más demoras al vender a la UE”.

Sin embargo, después de que su lado perdió, cambió de opinión y argumentó que el Brexit brindaba una oportunidad para “sacudir la forma en que funcionan las cosas”.

 Bajo el mandato de Theresa May, Truss se desempeñó como secretaria de Justicia y posteriormente como secretaria en jefe del Tesoro.

Cuando Boris Johnson se convirtió en primer ministro en 2019, Truss pasó a ser secretaria de Comercio Internacional, un trabajo que significaba reunirse con líderes políticos y empresariales mundiales para promover los intereses comerciales de Reino Unido.

En 2021, a los 46 años, se trasladó a uno de los puestos de mayor rango en el gobierno: secretaria de Relaciones Exteriores.

En este cargo, intentó resolver el espinoso problema del Protocolo de Irlanda del Norte, eliminando partes de un acuerdo entre la UE y el Reino Unido posterior al Brexit, una medida que la UE criticó ferozmente.

También consiguió la liberación de dos ciudadanos británico-iraníes que habían sido arrestados y detenidos en Irán.

Y cuando Rusia invadió Ucrania en febrero, adoptó una línea dura, insistiendo en que todas las fuerzas de Vladimir Putin deberían ser expulsadas del país.

Pero enfrentó críticas después de que respaldó a ciudadanos en Reino Unido que querían ir a pelear a Ucrania.

Cargas y ayudas 

La campaña de Truss por el liderazgo del partido Conservador no estuvo exenta de controversia.

Cuando se le presionó para responder cómo abordaría la crisis del costo de vida en el país, dijo que centrará sus esfuerzos en “reducir la carga fiscal, no en dar ayuda financiera”.

 También llamó a la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, una “buscadora de atención”, y agregó que era mejor “ignorarla”.

Algunos han sugerido que Truss, con sus atuendos, está tratando de emular a otra favorita de los conservadores: Margaret Thatcher.

Pero ella lo ha descartado y como le dijo a GB News: “Es bastante frustrante que las mujeres políticas siempre son comparadas con Margaret Thatcher, mientras que los hombres políticos no son comparados con (el exprimer ministro británico) Ted Heath”.

Pero esa comparación quizás no fue una desventaja cuando se estaba tratando de obtener el apoyo de los miembros del Partido Conservador.

 Opinión.salcosga@hotmail.com

@salvadorcosio1 

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