Requiem por Manuel Aguilera Gómez, economista y gran amigo de Nayarit

El nayarita Antonio Chumacero, orador oficial

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Por Kenya G.

Fue un hombre de izquierda, crítico, pero propositivo y con lenguaje moderado; partidario de la intervención del Estado. Siempre dispuesto a emprender cruzadas en beneficio de los más vulnerables y sus libros los concluyó, siempre con recomendaciones de política económica, así definió el de Acaponeta, Nayarit a su jefe y amigo, Manuel Aguilera Gómez, fallecido el 8 de octubre a los 86 años, honrado por el Colegio de Economistas en la Ciudad de México. 

Nacido en Orizaba, Veracruz el 27 de julio de 1936, economista por la UNAM, combinó su carrera en la administración pública con la política, siendo miembro del hegemónico Partido Revolucionario Institucional. “Desde la gerencia del Colegio de Economistas lo vi ejercer el oficio que Don Jesús Silva Herzog consideraba el más difícil, oficio de Hombre.  Se atrevió a contradecir a su jefe, el presidente de la República, con motivo, primero, del ingreso de México en el GATT y, luego, con ocasión de la iniciativa de Ley de desarrollo agropecuario, a pesar de que López Portillo le había pedido que en ese tema no quería al Colegio en contra”, recuerda Chumacero ante su familia y colegas reunidos.

Organizó el VI Congreso Mundial de Economía mostrando su capacidad creadora y su habilidad negociadora al crear la Asociación de Economistas de América Latina y El Caribe que presidió un mexicano: Don Víctor Urquidi, refiere el nayarita.

También organizó el IV Congreso Nacional de Economistas, sobre “Alimentos, Energéticos y Proyecto Nacional”, que lo revela como un visionario, ya que 40 años después, en tiempo de otro López, ha cobrado vigencia. Dirigió el Programa de Renovación Habitacional y luego el FONHAPO;  después, el  mismo Carlos Salinas lo hizo Jefe del DDF, relata el orador invitado a este homenaje.

Asume la Dirección de Tabamex

Luis Echeverría Álvarez lo nombra Director General de TABAMEX de 1972 a 1977, desempeño que mejor pintó su grandeza y de 1978 a 1982 dirige el Instituto Mexicano del Café INMECAFÉ donde alentó la participación de los productores sin sacrificar la eficiencia económica y aprendió que los campesinos no son la expresión campirana del sufrimiento franciscano, pero que tampoco son un ejército de holgazanes e irresponsables.

“En Tabamex, el arranque fue difícil: el ciclo agrícola había iniciado, pero un mal temporal arrasó planteros; las cigarreras no querían habilitar; había enfrentamientos entre organizaciones campesinas; y existía incertidumbre sobre el alcance que tendría la empresa paraestatal pues las compañías la percibían como intermediaria. Se equivocaron cuando Aguilera Gómez anunció el fin de la empresa más representativa del latifundio financiero y llamó al campesinado a tomar posesión de  todos los bienes de Tabaco en Rama, nombrándoles los depositarios de estos bienes que pertenecen a la Nación, advirtiéndoles que estaban adquiriendo una gran responsabilidad, la de saberse dirigir y demostrar que el Presidente Echevarría no daría marcha atrás en esta decisión.

7 millones de jornales

El campesinado nayarita se involucró en la dirección de la empresa, al grado de considerarla como propia, pero también lo hizo con hechos. Prometió equidad en la distribución de créditos, y cumplió; seguridad social para productores y jornaleros, y cumplió; habilitación suficiente, precios justos y utilidades promedio de 7 mil pesos por hectárea, y los superó; reparto de utilidades de TABAMEX a través de obras sociales y comunitarias, haciendo de TABAMEX una empresa rentable, y el primer año obtuvo 52 millones de pesos de utilidades en beneficio, sólo en Nayarit, de 15 mil tabaqueros y sus familias, 9 mil trabajadores y empleados y de miles de mujeres y hombres, que percibían alrededor de 7 millones de jornales en el campo. Y colocó a TABAMEX en el lugar 62 de las empresas más grandes de México, detalla Antonio Chumacero  quien concluye su intervención, confesando que la última vez que Manuel Aguilera estuvo en Tepic quiso ver en qué estaba convertida la empresa que él estructuró, rodaron lágrimas de sus ojos. El acaponetense agradeció a Felipe Riva Palacio, el haberlo acercado a Manuel Aguilera Gómez y con ello, a una parte de la historia de Nayarit.  

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