No cabe duda que Puerto Vallarta se está poniendo de moda y eso obedece a varios factores, en primer lugar que Estados Unidos y Canadá ya nos parecen caros para viajar y aprovechamos para visitar las ciudades más importantes de México.
Hace bien el gobierno municipal y de Jalisco en promocionar Puerto Vallarta y, por consecuencia toda la Bahía de Banderas en Nayarit y Cabo Corrientes, Jalisco.
EL FUTURO DE JALISCO
Quizá en un futuro -nada lejano- el futuro de Jalisco esté al sur del estado, en lo que algún día se denominó “La Costa Alegre”: Tomatlán, Cabo Corrientes. Está llamado a ser la pechuga de los Resorts.
En mucho la apuesta de quienes hoy nos gobiernan en Jalisco van a salir con testaferros comprando tierras al por mayor sino es que ya las tienen con ellos.
POR EJEMPLO
No debemos olvidar que presidentes municipales han muerto e incluso un gobernador perdió la vida y (dicen) que en mucho le jugaron al vivo por sus relaciones peligrosas con el narco: el caso de Saúl Galindo Plazola, que tiene un hermano desaparecido como él y el inolvidable exgobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, entre muchos otros.
EL PALPABLE SIGNO
La huella del narcotráfico se siente en cada paso que das hacia aquel rumbo. Y es que ahora el narco y se metió a los negocios lícitos porque saben que el crimen no paga y si deja jugosas ganancias en lo legal.
EL COLAPSO QUE VIENE
Puerto Vallarta, ubicado en el cuerno de la costa alegre, tiene en estos momentos un boom inmobiliario que tarde o temprano colapsara y ocurrirá lo mismo que en los Estados Unidos, solo que la banca mexicana ya se puso más viva que sus socios norteamericanos.
TA’ GACHÓ
En tanto, vivamos la gran vida en la región sin importarnos tanto el problemón inmobiliario que se nos avecina, eso emparejado con el gran número de vehículos que ya se ven en todos los caminos y cruceros de Vallarta.
INCAPACES
Aquí somos expertos en vender tierra, pero somos incapaces de desprendernos de un solo centímetro cuadrado en beneficio de las vías y carreteras. En pocas palabras, tenemos lo mismo, pero vivimos más apeñuscados.