La belleza se fue y se llevó mi suerte

“A mí me inició en el vicio un novio, él tenía 17 años y yo 14. Lo conocí en el barrio, yo vivo, o mejor dicho, vivía en la colonia Santa Teresita, ahí vivía con mis padres”, relata Karina Medina

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Las adicciones en México se han convertido en un grave problema social y de salud, las drogas atrapan a hombres, mujeres, jóvenes y niños, sin distinción de clases sociales o religión.

De acuerdo con testimonios de personas que han caído en el abismo de las drogas, el diario vivir de ellos y ellas es triste, deprimente y doloroso. Además, en ocasiones viven horas de angustia y terror por la falta de la sustancia.

En nuestro recorrido por las calles de la capital nayarita como reportero, nos encontramos deambulando por los pasillos del Centro Histórico de Tepic a una joven mujer.

La dama no rebasa los 30 años de edad, es de tez blanca, pelo ondulado, delgada, de nariz afilada, mirada triste y de dientes manchados. Viste pantalón de mezclilla en color azul bastante percudido, seguramente por las horas de uso y una blusa en color amarillo que deja al  descubierto su delgada silueta.  

Ella pide la moneda a los transeúntes y con la intención de conocer sus sentimientos nos acercamos a ella. Después de llegar a un acuerdo monetario, la dama que dijo llamarse Karina Medina, nos concedió una entrevista que no rebasó los dos minutos.

Al preguntarle si era adicta respondió que sí. Nos hizo saber que desde los 14 años consume diversas drogas y comentó que como mujer vivir en las drogas es vivir en un verdadero infierno.

Narró que al principio de su adicción la droga se las regalaban: “A mí me inició en el vicio un novio, él tenía 17 años y yo 14. Lo conocí en el barrio, yo vivo, o mejor dicho, vivía en la colonia Santa Teresita, ahí vivía con mis padres. Cuando conocí al Charly mi vida cambió, pero no para bien, porque fue ahí cuando me hice adicta a la mariguana, después a la cocaína y ahorita a lo que caiga”.

Comentó que en esta época ella y Charly (su novio) recorrían las calles de Tepic en motocicleta y casi todos los días asistían a fiestas que sus amigos organizaban en lotes baldíos y casas abandonadas: “Los lujos no nos importaban, la fiesta éramos nosotros, nosotros cargábamos con todo, con el chupe, con la bolsita y con la locura, ja, ja, ja”.

Aseveró que cuando una mujer es joven y bonita le sobran amigos: “Cuando eres joven todo te vale madres, porque llegas a una fiesta, a la que vayas y tú eres la atracción,  eres la novedad, porque eres la nueva, eres la que no está correteada, eres la inocente, pero al pasar el tiempo, todos te abandonan, tus amigas te dejan sola, tus novios o amantes se van de tu lado para nunca volver, así como ahora, ahorita yo ya no tengo amigos, no tengo novio,  no tengo nada ni a nadie, ni un perro que me ladre”.

A punto del llanto, la joven Karina dijo que de un tiempo a la fecha la suerte le ha cambiado: “A veces pienso que me voy a volver loca, cada día me veo más flaca, siento que ya no le gusto a nadie, no tengo dinero, no tengo sustancia, quiero dormir y no puedo y si duermo tengo pesadillas, sueño con muertos, despierto asustada y sola. Escucho voces y no hay nadie a mi lado y eso es triste, es doloroso, siento miedo y me muevo del lugar”.

Al preguntarle a la dama dónde dormía, Karina respondió que en cualquier lugar: “Yo estoy en todos lados, Tepic es mío,  toda la ciudad es mía, puedo dormir debajo de un árbol o en la plaza, en una banca. No ocupo mucho espacio para dormir, solo necesito un cartón y unos periódicos para cubrirme del frío, pero la verdad ya no soy feliz, siento que al abandonarme la belleza, me abandonó la suerte”, finalizó.

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