Son sus lienzos los muros y puentes de Jalisco

En el graffiti encontró el tepiqueño su expresión artística y descubrió su potencial para rescatar espacios públicos ganados por el abandono o la inseguridad. Acaba de pintar un mural en Zapopan con el apoyo del Club Rotario y el gobierno municipal de aquella ciudad

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Cuando niño veía letras o pinturas en paredes o portones de su pequeña ciudad. Le llamaban la atención, lo mismo las obras de pintores formales que los gritos gráficos y el  arte callejero en los muros del centro y colonias periféricas.

Alejandro Navarrete González (Tepic, Nayarit, 29 años) estudió en la secundaria del Valle. A los 14 años le tocó ser alumno regular de la academia de diseño gráfico. Ahí se enganchó con la pintura y empezó a conocer el mundo del graffiti, a despojarlo de la etiqueta paralegal y a explorar su potencial expresivo y comunicativo. No imaginó entonces que 15 años después tendría como lienzos los muros de la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco. Ahí definió su vocación, que no cambió en preparatoria.

Casi todos los jóvenes que deciden estudiar carreras relacionadas con el arte tienen reacciones de resistencia familiar. Más en esta tierra, donde hasta el padre de Amado Nervo trató de disuadirlo de dedicarse a la poesía. Alejandro tuvo mejor suerte. Unigénito, de padres abogados, recibió apoyo a sus inquietudes artísticas.

“Creo que el graffiti es un hobby muy diferente al que la mayoría de chicas y chicos tienen, ya que el graffiti en su parte más conocida vive en la clandestinidad. Pero, dentro de ese mundo existe algo más fuerte que el simple hecho de rayar paredes, ese sentimiento de superar tus límites y hacer mejores trabajo en mejores lugares es algo incomparable. Creo que tuve una gran fortuna de tener una familia muy unida que siempre vieron por mí antes que nada. Al ver que mi obsesión por el graffiti era muy grande, en vez de prohibírmelo me apoyaron conociendo más sobre por qué me gustaba, cómo lo hacía y con quién lo hacía.  Incentivaron mi desarrollo creativo a través de clases de pintura, dibujo, aerosoles, bardas para pintar legalmente”, me comenta en entrevista a distancia.

Entonces se fue a estudiar diseño a la univesidad jesuita de Guadalajara, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Al inicio, como casi todos, no tenía idea clara de lo que iba a aprender. Los primeros cinco semestres, más que diseño específico aprendió metodología, “una manera de pensar que todos los diseños tienen en común, encontrar el problema y hallarle la mejor solución posible. Nos ponían a prueba al desarrollar proyectos integrales que contaran con más de un proceso de diseño. A partir del quinto semestre al décimo nos dividieron por academias (comunicación, industrial, urbano, web ). Tú por semestre decidías a cuál entrar, podías tomar una academia distinta por semestre o especializarte en una en específico. Por mi parte me enfoqué más en la academia de comunicación visual”, explica.

Antes de concluir su licenciatura fue practicante en agencias de diseño, donde aprendió cómo era el flujo de trabajo en un estudio. Ya egresado trabajó como diseñador junior, diseñador senior y director de arte. Durante la carrera pausó el graffiti porque desconocía quién en Guadalajara lo hiciera. Pero en la primera oportunidad, la aprovechó.

Y ya no lo soltó. Explica: “La creatividad me hace sentir libre. El desarrollar proyectos, unir talentos, pintar, diseñar, aprender, administrar mi tiempo, es fundamental para mí. Ahora tengo casi cinco años trabajando con mi promotora cultural FARO, enfocada a la recuperación de espacios a través del arte, donde gestiono proyectos de mural para mi proyecto personal de arte llamado NAGO.”

Con otros artistas ha trabajado comercialmente en varios estados para diversas marcas, desde Aguchisimo branding hause, su estudio creativo, donde se diseña propósito, filosofía e identidad para todo tipo de proyectos.

Ha gestionado y formado parte de más de 80 murales, en diversas partes de México, como Ciudad de México, Santa María del Oro, Guadalajara y Michoacán. Trabajó con asociaciones como Teletón, Juntos por los Demás, Ciudad de los Niños, entre otros.

También colaboró con municipios que buscan recuperar zonas con inseguridad, espacios abandonados, para darles una nueva vida y un nuevo significado a sus habitantes. Abunda: “Estoy convencido que los murales sirven como una terapia para la ciudad, ya que el mural se vuelve parte del espacio, hay gente que diario pasa por esos lugares y convive con los murales. Por eso es muy importante que el muralista y/o pintor se comprometa a desarrollar un trabajo profesional y bien fundamentado en su concepto para que el mensaje que quiera transmitir sirva como un punto de fuga para el espectador donde puede soñar, imaginar e interpretar los colores y las formas que pintamos”.

Con estos proyectos no sólo pinta, sino que da un nuevo valor a zonas que anteriormente estaban bajo la sombra de la violencia, abandonados o con poca calidad de vida y “con estas iniciativas aportamos un granito de arena al darle una nueva identidad a esos espacios, ayudando a que las nuevas generaciones vean que pueden transformar su realidad y a apropiarse de sus espacios”.

El Club Rotario de Guadalajara impulsa la iniciativa Rotary Pinta.  En este programa se dio a la tarea de desarrollar un mural que reflejara el empoderamiento infantil. Una parte fundamental de éste, explica, es el desarrollo de la fuerza interior del niño que los represente a través de su animal espiritual, tratando de mostrar los valores por los cuales Rotary trabaja que son el compañerismo, la integridad, la diversidad, el servicio y el liderazgo. Este mural fue posible con el apoyo de Ayuntamiento de Zapopan, por medio de la Coordinación de Servicios Municipales y la Dirección de Mantenimiento Urbano con su programa Zapopart.

El mural se concluyó en cuatro días, con jornadas de ocho horas y la asistencia

de los artistas Dominus Stencil y Tanke Vásquez.
Se encuentra en el bajo puente de avenida Mariano Otero y periférico Manuel Gómez Morín, en Zapopan, Jalisco. Mide 60 metros de largo y seis de alto.

En sus redes sociales, el Gobierno de Zapopan publicó en los días previos al Día del Niño:

“Queremos ver a Zapopan lleno de color, por ello inauguramos este padrísimo mural creado por el artista Alejandro Navarrete a través de #ZapopART en colaboración con el Club Rotario de Guadalajara.

“La obra, que lleva por nombre “Empoderamiento infantil”, está inspirada en la fuerza interna de las niñas y los niños y representada de una manera única y creativa.

“Estas acciones, además de embellecer la ciudad, nos alientan a seguir impulsando el talento local y a trabajar por nuestras infancias”.                  

”¿Qué sigue?, le pregunto.

Responde: “A donde la pintura me lleve y donde haya alguien que le guste tener un espacio con mi gráfica tengo agenda abierta, así que cualquier proyecto siempre es bien recibido. Y poder pintar en el extranjero y más estados alrededor de la república”.

“Orgullosa, lo que le sigue!!!”, escribió su madre, que con su marido y compadres se fue a festejar a la Cocina de Doña Esthela, con el mejor desayuno del mundo en la ruta del vino.

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