La revista Proceso ha escrito memorables páginas del periodismo crítico y sin concesiones de este país. En el pasado, pudo sostenerse con su circulación frente a los embates del poder que le cerraron la publicidad oficial y comercial. La paradoja del mundo digital multiplicó sus lectores al tiempo que disminuyó sus ingresos. Y en este punto, su crisis se deja ver con el anuncio del cambio de periodicidad semanal a mensual. Lo que le pasa al semanario es una constante en todos los medios de comunicación, globales y locales. Se antoja imposible o lejano regresar al nivel de ingresos que tuvieron en el pasado. Tal vez lo logren muy pocos. Hago votos porque ventas publicitarias y el pago por suscripción sean el sostén del periodismo más libre y riguroso de todos los tiempos.