Educar, mejor remedio contra la discriminación

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Por Ernesto Acero C.

En Nayarit, las actitudes discriminatorias han aumentado. El porcentaje de personas víctimas de discriminación aumentó de un 13 a un 18 por ciento de 2017 a 2022. Esto amerita una atención especial en una entidad que hasta hace poco había sido un espacio de respeto a los demás. El indicador nos muestra la importancia de la postura que ha mantenido al respecto el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero qué desde su campaña, ya sostenía que “Tenemos que sepultar los crímenes de odio y poner fin al linchamiento social”.

Toda la vida es discriminación. Discriminamos cuando elegimos un camino y excluimos otro u otros. También discriminamos cuando elegimos un oficio, una profesión, excluyendo otras. Incluso discriminamos cuando elegimos a los amigos y en ocasiones hasta a familiares. No es incorrecto discriminar, pues eso lo hacemos a diario en repetidas ocasiones.

La discriminación adquiere matices profundamente negativos cuando esta lleva carga de odio o de repulsión. Se discrimina a quien lleva un piercing o un tatuaje, presuponiendo que esas personas son adictas a drogas, vagancia o criminalidad. Se discrimina cuando se excluye a una persona por el color de su piel, por ser morena (o blanco, o negro, o albino).

Se discrimina también por la situación económica de una persona. Esa discriminación se muestra como repulsa, como desprecio, a quien posee recursos económicos escasos, que es “pobre”.

La discriminación se manifiesta también cuando una persona muestra desprecio por el oficio que ejerce otro individuo. Se desprecia a quienes se dedican a recoger la basura en la ciudad. Se desprecia a quien se dedica a limpiar en las ciudades, los sistemas de drenaje sanitario.

En repetidas ocasiones vemos que se discrimina por el origen nacional de una persona. Se le desprecia a los migrantes que se desplazan de centro américa hacia nuestro país, o a los que van de nuestro país al sur de los Estados Unidos. En este caso, la discriminación se manifiesta como racismo, como rechazo a las personas que provienen de otras naciones.

La discriminación adquiere un matiz absolutamente inaceptable, cuando se niega el ejercicio o reconocimiento de los derechos humanos, a personas por su color de piel, por su oficio, por su género, por su situación económica. Esa discriminación no puede ser aceptable porque se manifiesta como una forma de violencia. La discriminación se manifiesta como violencia cuando niega el derecho humano de los demás.

En Nayarit existen historias de discriminación. Esas historias las pueden relatar las personas afrodescendientes o que migraron desde China hasta el estado de Nayarit.

Ahora, esa discriminación se suele ocultar con actitudes de aparente respeto. De diferentes maneras puede uno percatarse de las actitudes discriminatorias o francamente racistas. El chiste es una de esas formas en las que se oculta la discriminación. Se hacen chistes en los que se ridiculiza a las mujeres, a las personas de la comunidad LGBTQ o a las que poseen piel oscura.

Cuando se “cuentan” esos chistes, para ridiculizar a las mujeres, a los negros, a los homosexuales, tanto el que lo describe como el que se ríe, muestran algo de esa actitud discriminatoria. Se trata de una actitud de desprecio que conlleva discriminación, pues así se describe a personas con limitaciones intelectuales o que no merecerían respeto.

Se suele discriminar, en una lógica excluyente, por razones diversas: por el origen étnico o nacional, color de piel, la cultura, el sexo, el género, las preferencias religiosas, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria. Hasta el embarazo es un motivo para que algunas personas discriminan. A ello se deben sumar otras formas de discriminación motivadas por la lengua, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares o el idioma. La discriminación hace un daño enorme a partir de los antecedentes penales, pues en repetidas ocasiones cierran las puertas al empleo, o a la reinserción social del ciudadano.

Las actitudes de rechazo a personas con hábitos diferentes a los nuestros, es casi un asunto cotidiano. Debemos educarnos y educar en el respeto a los demás, sea cual sea su condición o características.

Todas las personas merecen respeto. Los chistes que se suelen hacer contra algunas personas o grupos sociales, no ayudan en nada, excepto a socializar el racismo, el clasismo, la intolerancia religiosa.

Parece increíble qué, en un país con tantos pobres, con una población originaria que históricamente ha sido objeto de despojos y marginación, se manifieste la discriminación por esas dos causas.

En Nayarit, la presencia de extranjeros es histórica desde los procesos de conquista y colonización. No obstante, las actitudes xenófobas contra inmigrantes chinos y negros, fueron evidentes y causantes de dramas humanos. Esa actitud sigue presente en buena parte de la población. Esa actitud de desprecio, de falta de respeto, no es exclusiva de un grupo social. ¿Cuántes veces hemos visto que una persona de origen indígena, se burla de un afrodescendiente? ¿Cuántas ocasiones hemos sido testigos de una persona con recursos escasos, hace mofa de un pepenador o de un mecapalero?

En Nayarit hay una agenda pendiente, la de la educación para que nos respetemos mutuamente. La educación en casa, en los medios y en la escuela, son espacios fundamentales para aprender ese enorme valor, el del respeto a los demás.

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