Casi pierde la vida y manda mensaje de prevención

“Estuve a punto de perder la vida después de impactarme contra una camioneta repartidora de productos lácteos que se me atravesó, y comparto mi experiencia con el fin de que todos los motociclistas apliquen las medidas de prevención”, contó Arturo Carbajal

0
466

“La vida nadie la tiene comprada, tengo 35 años de edad soy repartidor de mandaditos, mi nombre es Arturo Carbajal Cano y desde hace poco más de cinco años recorro las calles y colonias de la capital del estado a bordo de una motocicleta entregando diversos productos, claro, todos lícitos”.

Comienza a relatar este hombre que ha sobrevivido de forma milagrosa a un accidente a bordo de su motocicleta y que hoy comparte su experiencia amarga para que quienes manejan estas unidades tomen conciencia.

“Gano muy bien, al día obtengo desde 450 hasta los 700 pesos, mi jornada laboral empieza a las seis de la mañana con un baño y un buen café, en punto de las 7:00 am salgo de mi hogar dejando en casa a mi esposa y mis dos pequeños hijos con la idea de regresar antes de las 7 de la noche”.

Y agrega sobre su deseo: “Siempre pienso que volveré a casa con el sustento para mi familia, amo a mi esposa y a mis críos, ellos son todo lo que tengo en esta vida, no tengo más familia sólo a ellos”.

El pasado jueves 28 de septiembre como de costumbre salió a trabajar, sin imaginar que por la tarde por poco y perdía la vida después de impactarse contra una camioneta repartidora de productos lácteos que se le atravesó.

“Eran alrededor de las cinco de la tarde cuando circulaba a velocidad moderada por la calle San Luis de norte a sur y al llegar a la calle Zaragoza de pronto y de la nada  a escasos 10 metros tuve a la vista una camioneta en color blanco, la unidad sin detenerse intentó ganar el paso, frené pero las llantas de mi moto patinaron y la frágil unidad no se detuvo hasta después de golpear la caja de la camioneta Nissan que era conducida por un joven, que al sentir el impacto bajó de la unidad y reconoció que él había provocado el accidente.

“Al regresar a mi realidad y ya tirado en el pavimento, la gente que pasaba por el lugar se acercaba y me hacían las preguntas que supongo le hacen a cualquier persona aturdida por un golpe; cómo te sientes, te duele algo, cómo te llamas, quieres que le avisemos a alguien de tu familia, y cosas por el estilo y enseguida se marchaban”. 

Recuerda que llegó una agente de vialidad y a los pocos minutos una ambulancia los paramédicos lo revisaron y trasladaron a un hospital particular a petición del dueño de la camioneta que me cerró el paso: “Ya estando en el hospital le avisé a mi esposa, cuando ella llegó ya me habían realizado una serie de estudios y radiografías descartando fracturas en mi cuerpo, los médicos dijeron que sólo presentaba golpes y escoriaciones, ante este diagnóstico me dieron de alta”.

En estos momentos se encuentra en casa, al lado de su esposa e hijos, pero se pregunta qué hubiera pasado con su familia si hubiera muerto en el lugar de los hechos.

“Comparto mi experiencia con el único propósito de que los compañeros repartidores y todos los motociclistas que circulan por las calles de la ciudad apliquen las medidas de prevención, que aprendan a usar el casco de protección, que valoren sus vidas y la de quienes los acompañan en las motocicletas, pero sobre todo, que tengan presente que en casa alguien los espera con los brazos abiertos”. 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí