Por Ernesto Acero C.
El camino es largo y sinuoso. En esa vía, no es sencillo mantener la congruencia. Esa congruencia está entre nosotros, hecha gobierno. La realidad nos muestra que el pueblo no se equivocó el 6 de junio de 2021. El proceso de transformación en el estado está en curso. Hay objetivos claros y firme liderazgo. Se han dado pasos significativos en el proceso de cambios. Los objetivos que se plantea el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, requieren de más tiempo y de mayores recursos.
El liderazgo del doctor Navarro es efectivo porque es un liderazgo democrático. Ese liderazgo se manifiesta en la respuesta de la gente. Al pueblo se le escucha y se le atiende. Solamente se combaten los nichos de corrupción y pútrida endogamia. Ánimo incluyente, talante contemporizador, son otros de los valores que definen al gobernante nayarita.
El mandatario estatal ha demostrado que se puede hacer mucho con poco. Se hacen obras que a diario se dan a conocer para que la gente pueda hacer uso de ellas. Se construyen o se reconstruyen escuelas y hospitales. Se construyen y se reconstruyen caminos y puentes.
La atención del gobierno se manifiesta en resultados en el medio urbano y en el medio rural de manera equilibrada y pertinente. Se hacen obras en la sierra, en comunidades alejadas y que habían sido olvidadas por anteriores administraciones.
Así como se reconstruye el puente de la avenida México sobre el río Mololoa, de la misma manera se entrega una carretera en Cofradía de Chocolón. Se construye un nuevo Hospital General y otro de tanta significación como el Hospital de la Mujer. De la misma manera, se entregan recursos a pescadores, a agricultores de todo el estado.
Todo ese gasto público tiene un objetivo, el de sentar las bases para que el bienestar general se logre de tal suerte que Nayarit deje de ser uno de los principales expulsores de mano de obra. No se trata solamente de mano de obra como cifras, sino de historias personales y familiares que requieren del respaldo de la autoridad.
El liderazgo que está presente es el del titular del Poder Ejecutivo, el liderazgo del doctor Navarro Quintero. Ese liderazgo recupera para bien del desarrollo del estado, el principio de rectoría del Estado. Esa rectoría es la que garantiza un mayor equilibrio en materia de crecimiento económico, para que el beneficio se derrame de manera equilibrada y para que la gente tenga oportunidades reales, no solamente enunciadas en el texto constitucional.
El liderazgo no permite titubeos en el ejercicio del poder cuando de lo que se trata es lograr que la gente viva mejor. En ese sentido, el titular del Ejecutivo estatal debe sortear dos problemas fundamentales. Uno tiene que ver con el desastre financiero que se “construyó” desde que las finanzas públicas se ataron a deudas casi impagables. El otro, tiene que ver con las reacciones de grupos de interés que ejercen presión para mantener criminales privilegios.
El manejo de las finanzas públicas en el estado ha sido pieza clave para que el gasto público tenga capacidad de repuesta a la altura de las exigencias y necesidades den la población. Ese es el caso de lo ocurrido durante los embates de los fenómenos meteorológicos que afectan la infraestructura pública y a la población en general.
Para permitir que el gobierno se conduzca para bien de todos, se ha requerido encarar a los grupos de presión que han puesto como prioridad el beneficio de sus familias. En el colmo de la pudrición del gobierno, se expresa en endogamia, en nepotismo, en patrimonialismo y en general, en renuncia absoluta a los valores de la política.
El gobierno requiere desatarse de intereses creados y de la lógica de la corrupción. De esa manera el gasto público se ejerce con sentido social, con sentido político, para que todos los nayaritas puedan verse beneficiados por sus efectos.
Ese gasto público es concebido como palanca para el desarrollo. De esa manera, se invierte en infraestructura que resulta necesaria para desplegar inversiones en el estado, mismas que se traducen en empleo para la población. Encaminar recursos a crear infraestructura, no ha significado que el gobierno renuncie a sus valores sociales como parte de su concepción del gobierno y de la administración pública.
La administración que preside Navarro Quintero, se ha propuesto hacer del Gobierno todo un Programa Social. Un programa social que beneficia a todos, que lleva respuestas a reclamos, que lleva soluciones a demandas antes soslayadas.
Las coordenadas del gobierno de Navarro Quintero, pueden definirse en los hechos. Son honestidad, son rectoría del Estado, así como austeridad y eficacia.
En el caso que nos ocupa, evidentemente se han dado pasos en dirección de los cambios que reclama el pueblo nayarita. Esos reclamos no habían tenido respuestas de gobiernos criminalmente mediocres, indolentes, venales o francamente corruptos en grado superlativo.
Nos dice el Presidente López Obrador que “El pueblo no se equivoca, o se equivoca menos que sus gobernantes”. El pueblo de Nayarit no se equivocó al votar de manera abrumadora por la figura de Miguel Ángel Navarro Quintero.
El pueblo no se equivoca, pero a menudo se le engaña y se le traiciona. Por eso gobiernos anteriores solamente sirvieron para enriquecer a unos cuantos sinvergüenzas y a sus familias. Traicionaron la confianza de su pueblo, a sus amigos, a quien se les puso enfrente. No tuvieron vergüenza. No tiene vergüenza cuando los traidores ladran para descalificar a quienes ahora responden cabalmente al mandato popular.
Pagó cara su rebeldía social. Cuando Miguel Ángel Navarro Quintero se propuso cambiar el estado de cosas en Nayarit, ni se le escuchó ni se le atendió. El costo de ese error fue enorme. Ahora, tras haberse congelado la historia política de Nayarit en medio de un infierno de deudas y desapariciones, el doctor Navarro da un duro golpe al timón de la historia.