Por Rodolfo Medina Gutiérrez
Como toda familia tradicional de los Altos de Jalisco, el matrimonio conformado por don José Ignacio Aldrete Martín del Campo y doña Manuela Aldrete, inculcó la religiosidad y el conservadurismo a sus hijos Calixto, José Francisco y María Merced de los Dolores.
El primogénito de los Aldrete nació a las cuatro de la mañana del día 14 de octubre de 1801 en el rancho de Guelitán, partido de Cuquío, en aquel entonces parte de la Intendencia de Guadalajara. Se le puso el nombre de José Calixto Miguel Aldrete Aldrete, y fue bautizado el día 24 del mismo mes en la parroquia de San Felipe de Cuquío.
Siguiendo la costumbre de la época, Calixto abrazó la vida religiosa e ingresó al Seminario Conciliar del Señor San José, ubicado en la ciudad de Guadalajara. Allí estudió teología, gramática, retórica y otras materias que le permitieron ordenarse sacerdote el día 20 de diciembre de 1825, durante una época en que el recién erigido Estado de Jalisco y la Iglesia, entraban en pugna por las reformas liberales impulsadas por el gobernador Prisciliano Sánchez.
Esta situación seguiría toda la carrera de nuestro personaje, que se alineó siempre con el bando conservador. El primer destino del nuevo sacerdote fue la parroquia de Ixtlahuacán del Río, cercana a su natal Cuquío. Posteriormente, lo cambiaron a la de Ixtlán del Río, donde fungió como párroco entre los años de 1833 y 1836. De ahí pasó a hacerse cargo de la parroquia de Xalisco, donde vivió entre 1836 y 1841. En este último año fue designado señor cura de Compostela, donde permaneció hasta su muerte.
En Compostela le tocó organizar la colecta que solicitó el gobierno nacional para combatir la invasión estadounidense de 1847, la cual se envió a Guadalajara con el fin de sufragar los gastos de unas tropas, que nunca entraron en acción contra los anglosajones. Durante los años del gobierno conservador, ganó mucha influencia en las cosas públicas de Compostela, y se le recuerda por su activa participación política.
Hacia el año de 1850 entró por San Blas una epidemia de Cólera que causó estragos en Tepic y la zona de Santiago Ixcuintla. El cura Aldrete convocó a la feligresía para realizar una sesión de rezos donde el pueblo solicitó al Santo Cristo que se venera en el templo principal, salvar a la parroquia de este contagio. Ya en el año de 1833 el cólera había matado mucha gente en la localidad, por lo cual se temía que volviera a suceder lo mismo.
Para Septiembre la epidemia había cesado en la capital del Cantón, y como no se registró ni un sólo muerto en la jurisdicción parroquial de Compostela; el cura Aldrete, acompañado del ayuntamiento y el pueblo en general, juraron celebrar una fiesta anual al recién nombrado Señor de la Misericordia los primeros viernes de diciembre; dándole también el título de nuevo patrón de la ciudad.
El señor cura Aldrete construyó un altar de material en la iglesia, mismo que fue sustituido en los años 50 por el que conocemos en la actualidad. También metió piso de loza al templo, construyó los colaterales y el púlpito. Defendió a capa y espada las posesiones terrenales de la iglesia en contra de las reformas liberales que promovía el gobierno de Jalisco, y en general se volvió en uno de los personajes con mayor autoridad de la ciudad.
Prueba de ello es el hecho de que en el año de 1852, el cabildo lo nombró alcalde, cargo que no pudo ejercer porque al poco tiempo arribaron los liberales al poder, imponiendo así un marco jurídico que lo imposibilitaba por pertenecer al Estado Eclesiástico.
A pesar de ello, parte de su legado tiene que ver con sus obras de carácter civil. A raíz de que el antiguo Camposanto había agotado su espacio para las sepulturas, construyó uno nuevo que actualmente conocemos en Compostela como “El de la Calle Mina”, mismo que contaba con una capilla que posteriormente fue demolida.
El 28 de septiembre de 1855 el padre Calixto Aldrete murió en sus aposentos del curato compostelano (ubicado en la zona donde está el mercado), después de convalecer varios días enfermo de irritaciones. Según algunos testimonios piadosos, dejó este mundo con mucha solemnidad y cierto aire de santidad.
Su cadáver fue sepultado al día siguiente en el nuevo camposanto que tenía pocos meses de haber sido inaugurado. Posteriormente, los feligreses trasladaron sus restos al interior del templo parroquial, donde descansa hasta nuestros días en la zona del presbiterio, por el lado donde se lee el evangelio.
Los alteños le han aportado mucho a Compostela. Creo que es digno reconocer en el cura Aldrete, un benefactor más de nuestra ciudad, pues sin su iniciativa no tendríamos fiesta de diciembre. En la imagen se muestra una acuarela que fue del historiador José Ramírez Flores, donde aparece el padre Calixto Aldrete cuando fue responsable de la parroquia de Ixtlán del Río. Don Salvador Gutiérrez Contreras fotografió la imagen para publicarla.