La criminal presencia de la Era de la Irresponsabilidad

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Por Ernesto Acero C.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador no ha resuelto todos los problemas que le dejaron los que ahora se asumen, farisaicamente, como sus críticos. Cierto. El Gobernador Miguel Ángel Navarro levanta de los escombros a un Nayarit saqueado, ninguneado, pero heroico. Para ninguno de los dos líderes ha sido sencillo vencer inercias de corrupción y de abandono. No obstante, las instituciones del país y en el estado, empiezan a reponerse de los efectos catastróficos de la Era de Irresponsabilidad y la Corrupción.

Es necesario poner de relieve este hecho para entender el fariseísmo de las oposiciones desatadas en el proceso electoral. Tanto López Obrador como el doctor Navarro Quintero, estarán ausentes en las boletas como candidatos, pero sí van a estar en las campañas electorales, en el discurso de los fariseos.

En el ámbito federal, López Obrador apenas empieza a frenar la dinámica de la violencia asociada con el narcotráfico. Eso ya es mucho decir. Si tenemos en cuenta que Felipe Calderón no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo en la silla presidencial. Tan no tenía ni la menor idea de lo que debía hacer, que su secretario de seguridad estaba involucrado con empresas criminales hasta los codos. Me refiero a Genaro García Luna.

En el caso de Nayarit, la carga que representa la deuda directa, la indirecta y la contingente, de todos los entes públicos, es una amenaza para las instituciones. A los ayuntamientos los pillos y los mentecatos, los dejaron temblando, sin viabilidad financiera. La Universidad no solamente fue saqueada por sus “administradores”, sino por sus mismos “líderes”.

Los corruptos, los ineptos e inaptos, los simuladores, fueron gobierno y no solamente no resolvieron problemas, sino que los llevaron a nuevos estadios de peligrosidad. Ahora se nos presentan como furibundos críticos. Los saqueadores, hipócritas, fariseos, ven la paja en el ojo ajeno y se niegan a reconocer que en su propio ojo cargan una viga de culpas extremas.

Los que ahora se presentan como rigurosos críticos, convirtieron a las instituciones en verdaderos rellenos sanitarios. Crearon instituciones de transparencia para legitimar la opacidad y como trampas para los ciudadanos. Las manzanas se pudrieron en manos de hipócritas y méndigos trocados en nuevos ricos. Los organismos electorales fueron convertidos en catacumbas para amigos cleptómanos y torcieron y retorcieron la voluntad popular.

Ahora, frente a una voluntad popular que ya se manifiesta, los que fueron gobierno en la Era de la Irresponsabilidad y la Corrupción, son candidatos o van a serlo. Fueron gobierno y dejaron al país en ruinas. Aún así, no dejan de ejercer su derecho a la crítica, pero carecen de autoridad moral. Los pillastres que ahora hacen campaña hicieron de la moral un diminuto árbol que da moras.

Cada uno en sus respectivos ámbitos, López Obrador y Navarro Quintero, han debido sortear las trampas de un pasado que se resiste a quedar en el olvido. Uno y otro han mantenido al país y al estado de píe a pesar de las graves complicaciones que deben sortear.

Amenazan con votos en contra. La verdad es que los votos en contra solamente provendrán de los engañados, de los que lamen el cuchillo con el que los despluman y de los beneficiarios de la Era de la Irresponsabilidad y la Corrupción.

Los beneficiarios de la Corrupción y la Irresponsabilidad, hoy se quejan de que el Presidente no haya limpiado el cochinero que dejaron en el país. Crítica Fox, que liberó a uno de los personajes más legendarios y emblemáticos del narcotráfico. Critica Felipe Calderón, que hizo secretario de seguridad a un narcotraficante internacional. Ambos tienen la boca tan grande como la cola. En realidad, ni uno ni otro plantean tesis críticas, sino que defienden su siniestro y negro pasado; ambos se lavan las manos con estiércol.

El proceso electoral ya está en curso. Hasta ahora, solamente se presentan en la escena dos proyectos. Un proyecto propone volver al pasado, lo que implica el suicidio de la sociedad mexicana. Los emisarios del pasado van a fracasar. El otro proyecto propone transformar radicalmente al país, aunque por la ruta del reformismo democrático y pacífico.

El. Presidente López Obrador dejará a Claudia Sheinbaum el compromiso de transformar las estructuras jurídicas. El Gobernador Navarro Quintero se mantiene firme, contra viento y marea, ante las embestidas de un pasado que tercamente se niega a dejar la escena pública. En el país hay mucho por hacer. En el estado, se requiere profundizar, se debe radicalizar la política de las transformaciones. Ese camino es el que se transita.

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