De los aspirantes y sus probabilidades

2024: Elección concurrente. Impopulares tigres de papel. ¿Otra vez voto en cascada?

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Por Ernesto Acero C.

Para entender lo que puede ocurrir en la elección concurrente de 2024, es necesario hacer un breve análisis retrospectivo. Los resultados favorables para Morena en 2018 y en 2021 tienen una doble explicación. En primer lugar, en una y otra elección las figuras principales jalaron votos en favor de candidatos a diputado federal, a senadores, a regidores, a diputados, a alcaldes. En 2018, en el caso de Nayarit, se alinearon las estrellas en favor de Morena por partida doble. El candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, concentró votos a su favor de manera abrumadora. El candidato al Senado por el estado de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, aportó más sufragios a la misma causa. Se trata de dos figuras políticas con grandes semejanzas que a lo largo de décadas de lucha consolidaron sus propias biografías políticas. Esas biografías se tradujeron en votos.

En segundo lugar, se debe reconocer que los candidatos del PRI y del PAN dejaban mucho que desear. Esto aplica para las elecciones federales de 2018 y para el expediente electoral de 2021.

Con cartas de la categoría de López Obrador o del doctor Navarro en 2018, Morena se pudo dar el lujo de postular a perfectos desconocidos a otros cargos de elección popular. A otros desconocidos, se les encaramó en la administración pública.

En las elecciones locales de 2021, Morena postuló como candidato a la gubernatura al doctor Navarro. La historia de tres años antes, se repitió localmente. El doctor Navarro ganó la titularidad del Poder Ejecutivo de manera arrolladora con la mayor votación obtenida hasta la fecha. Su figura influyó para que la gente votada a ciegas por todos los candidatos a otros cargos.

En este año 2024 se designarán candidatos a cientos de cargos de elección popular, tanto para el ámbito federal como para el plano local. Algunos interesados ya probaron lo que es acceder a enormes ingresos con el menor de los esfuerzos. Otros ya vieron que se puede salir de pobre accediendo a cargos de “representación popular”. Esta la ven como oportunidad para salir de su pobreza material.

Procede insistir en el perfil de los interesados en una postulación. No obstante, lo que aquí nos interesa es poner de relieve lo que ocurre con quienes aspiran a mantener un cargo público, el que sea. Me refiero a los que han logrado salir de pobres, aunque sin haber dado resultados en los cargos públicos que obtuvieron.

Ahora, algunos calenturientos aventureros, abotagados por sus aduladores, se creen tocados por Dios mismo. Son muchos los aspirantes a cargos de elección popular que tienen demasiado elevada la temperatura corporal. Unos aspiran desde el suelo. Otros lo hacen desde los cargos de elección popular que ostentan por azares del destino. Las calenturas de estos últimos son las que aquí estudiaremos brevemente.

En las elecciones presidenciales de 2018, aparecieron todo tipo de perfiles de candidatos ganadores por el lado de Morena. Hubo candidatos de Morena que venían huyendo de PAN, PRI y otros acrónimos. También hubo candidatos de las siglas ganadoras que provenían de las filas de la lucha social. Hubo candidatos de la misma cantera de Morena.

En 2021, en las elecciones por la gubernatura de Nayarit, ocurrió algo parecido a lo que vimos en la edición de tres años antes. La endogamia se manifestó por todos lados. No obstante, el voto popular sirvió para encumbrar a los más disímbolos perfiles.

Los resultados favorables para Morena en 2018 y en 2021 tienen una doble explicación. En una y otra elección, las figuras principales jalaron votos en favor de candidatos a diputado federal, a senadores, a regidores, a diputados, a alcaldes.

Regidores, diputados, alcaldes, síndicos, desean mantenerse en los cargos públicos (reelegirse) o saltar de un cargo a otro. Creen tener méritos para seguir beneficiándose de los ingresos a los que acceden en los cargos públicos. Algunos interesados creen que son muy populares y que todo el mundo vuelve la vista para admirarlos. Nada más falso.

Buena parte de los diputados que integran la actual legislatura, ni siquiera son conocidos en sus distritos. Los regidores de cualquier municipio, ni siquiera conocen la geografía de sus demarcaciones y los electores ni siquiera conocen el nombre de “su” regidor. Desde ese piso de arrogancia y obnubilación, creen que pueden ser excelentes candidatos. Eso es falso.

Eso ocurre en todos los casos y se registra para todas las siglas. ¿Cuántos candidatos desconocidos ganaron en 2018 cobijados por la abrumadora presencia de López Obrador? ¿Cuántas personas desconocidas ganaron en 2021, a la sombra de una máquina de hacer votos llamada Navarro Quintero?

Es posible conocer el nivel de influencia de figuras como la del Presidente López Obrador o del doctor Navarro, en el sentido del voto de la gente. Lo anterior es posible en el caso de la elección presidencial de 2018 o de la elección local de 2021. Una encuesta que entre otras cosas revele el sentido del voto de 2021 y que a la vez cuestione a las personas por el nombre de su diputado, de su regidor, puede ser útil para demostrar que la gente voto en cascada, a ciegas.

La gente que votó en 2018, lo hizo en favor de figuras políticas relevantes como López Obrador y como Navarro Quintero. Pocos conocían los nombres de sus candidatos a diputado. En 2021, la gente que votó por el doctor Navarro, lo hizo también por candidatos a diputados o a regidor o a alcalde, por las mismas siglas, pero a ciegas.

De ese escenario descrito, nacieron “representantes populares” que no sirvieron para nada, y que ahora quieren acceder a otros cargos. Creen que pueden aportar votos: no es así. En todo caso, algunos “representantes” podrían aportar votos, pero en contra.

¿Qué hacer? Una respuesta puede llevar a proponer nuevos perfiles, para probar nuevos personajes. De lo que se puede estar seguro, es de que si no resultan postulados algunos interesados que aspiran a otros cargos desde sus cargos, no pasa absolutamente nada.

La representación popular no debe ser un juego. No lo es en algunos casos. Debe ponerse de relieve qué, así como hay aventureros y oportunistas, también hay políticos comprometidos, de sólidas convicciones, de probada lucha social. Las siglas tienen la última palabra.

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