Por Salvador Cosío Gaona
¿Qué tanto ha cambiado El Salvador desde que Nayib Bukele asumió su cargo hace casi cinco años y qué se puede esperar de un hipotético pero casi seguro segundo mandato?
Como ya lo mencioné en la primera parte de este serial, el principal cambio vivido durante el gobierno de Bukele es, sin lugar a dudas, la reducción de homicidios en el que fue uno de los países más violentos del mundo.
Según datos del gobierno, 2023 fue el año más seguro en la historia del país, con un promedio de 0,4 homicidios al día. Esto ubica a El Salvador como “el segundo país de América y primero de Latinoamérica con la tasa más baja de homicidios, apenas por debajo de Canadá”, aseguró el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
La principal clave detrás de su transformación es la pacificación del país, lograda con la tan exitosa como polémica “guerra contra las pandillas” liderada por Nayib Bukele, quien este domingo buscará su reelección como presidente pese a acusaciones de que su candidatura viola la Constitución del país.
Ahora bien, la pregunta es ¿Qué pasará si hay un segundo mandato?
La pregunta a estas alturas sería saber qué le espera a El Salvador a partir del próximo lunes tras una más que posible victoria de Bukele en las urnas. A falta de un plan de gobierno público, todo parece indicar que apostará por la continuidad y reiterará la importancia de las áreas de seguridad y la construcción de obras.
“Quiero ver nuestro país como un país desarrollado y una población que sus necesidades básicas estén cubiertas (…). Lo que quiero ver al final de mi mandato es al menos un proceso de cambio irreversible, donde ya El Salvador esté en el camino al progreso y que no haya una forma fácil de detenerlo”, dijo Bukele en una conversación de audio en vivo organizada en su cuenta de X a inicios de enero.
En dicho encuentro también dijo que apostará por una mayor construcción de vivienda al ser consciente del gran aumento de precios en el sector, lo cual aseguró era producto del aumento del turismo y el retorno de salvadoreños en el exterior provocado por la mayor seguridad en el país.
Una vez atajada la violencia, los expertos consultados coinciden en que la economía sería uno de los grandes retos para un segundo gobierno de Bukele en un país donde el precio de la canasta básica aumentó en un promedio de casi US$54 entre 2019 y octubre de 2023, pero donde el salario mínimo es de US$365.
“Este gobierno se ha gastado todo el dinero posible, ha endeudado el país, su economía sigue viviendo de las remesas, los préstamos… (…). El país no prospera, no hay empleo, sigue habiendo pobreza… Eso va a impactar la popularidad del gobierno, y esto él lo sabe”, le dice a BBC Mundo José Miguel Cruz, director de investigación del Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida.
La previsión del Banco Mundial para El Salvador en 2023 apuntaba a un crecimiento económico del 2,8%, pero el Fondo Monetario Internacional la situó en 2,2%, quedando como la menor de toda Centroamérica.
“Somos el país que menos crece y también el que atrae menos inversión extranjera directa. En dos o tres años hay compromisos financieros muy fuertes y no sabemos de dónde va a sacar el dinero porque el país es muy limitado y vulnerable”, coincide Óscar Picardo, académico y director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia.
“Creo que ese es el gran desafío y donde se puede caer el castillo de naipes si no se resuelve el tema económico”, agrega.
Bessy Ríos cree que Bukele seguirá trabajando por atraer inversión internacional. “El problema es que la mano de obra salvadoreña está mal calificada. Es muy difícil cambiar una población educada para trabajar en maquila y no para hacer chips y temas tecnológicos sin apostar en educación. Conseguir empresas que nos vengan a pagar buenos salarios va de la mano con la formación profesional”, apunta.
Artiga, coordinador del equipo impulsor nacional del Acuerdo de Escazú —un tratado que obliga a los Estados a proteger a los defensores del medio ambiente— cree que en este segundo mandato serán las grandes obras y megaproyectos los que tendrán una especial importancia para el gobierno de Bukele, tales como el aeropuerto del Pacífico en La Unión o el nuevo estadio nacional, ya en construcción.
“Y esto me preocupa porque va a crear una tendencia peligrosa. Con la flexibilización de la normativa ambiental, ya estamos viendo que están surgiendo muchos conflictos territoriales. Porque hay unas amenazas muy fuertes de desalojo de tierras en todo el país”, le dice a BBC Mundo.
Otro cambio que vendrá será en mayo, cuando entre en vigor la aprobada reducción de 262 municipios a 44. Según el gobierno, la medida permitirá el ahorro de US$250 millones al año, pero los críticos consideran que solo persigue concentrar más poder en la figura del gobierno central.
Además, la próxima será la primera legislatura con 60 diputados en lugar de 84, una reducción que opositores también vieron como una táctica de Bukele para mantener un mayor control.
En cuanto a su famosa “guerra contra las pandillas”, Bukele ha insistido en mensajes publicados en sus redes sociales en la necesidad de “proteger los logros en seguridad”, por lo que no se esperan cambios en el régimen de excepción, que va camino de cumplir dos años.
“Mantendrá el régimen de excepción porque, desde mi perspectiva, ha dejado de ser una herramienta para pasar a ser la propia política de seguridad. Siguen vendiendo el temor de que si retiran el régimen, salen los pandilleros; como si el resto de transformaciones legales que hicieron no fueran a funcionar”, opina Ríos.
“Ha insistido en proyectar una imagen de Make El Salvador Great Again (Que El Salvador vuelva a ser grande)”, dice Méndez-Dardón, de WOLA, en referencia al eslogan de Donald Trump en Estados Unidos.
Pero en este nuevo mandato “debería ser prioritario restablecer los derechos humanos en el país y garantías constitucionales. Prácticamente se ha roto el Estado de Derecho y se debe atender el grave problema que hay con estas políticas de seguridad. Esto, junto al tema financiero y económico, son los problemas serios del país que se están dejando a un lado”, concluye.
Bukele, en cambio, es ajeno a las críticas internacionales.
“El Salvador está renaciendo”, proclama. “Debemos creer en nuestra capacidad, así como los demás países ya lo hacen. Gente de otros países ya cree en nuestra capacidad. Debemos sentirnos orgullosos de todo lo que hemos logrado en tan poco tiempo”, dice a la espera de conseguir otro mandato.
Ya se verá qué ocurre el fin de semana, pero de lo que no hay duda, es que Nayib Bukele, se ha convertido en “el salvador de El Salvador”.
*Con información de BBC Mundo
@salvadorcosio1