¿Cuántas veces hemos encendido el televisor o abierto alguna plataforma de streaming y nos hemos encontrado con alguna película sobre desastres naturales improbables, ya sean creados por el hombre o resultantes de una acumulación de errores humanos? Hollywood parece estar cumpliendo con su papel de sensibilizarnos sobre estos problemas. Nos muestra imágenes impactantes de terremotos, inundaciones, incendios forestales y catástrofes ambientales, tratando de despertar en nosotros una conciencia sobre la fragilidad de nuestro planeta. Pero, ¿y si en realidad está logrando lo contrario? Podría estar adormeciéndonos, un claro ejemplo de la paradoja de la rana.
La paradoja de la rana es una metáfora que describe cómo una rana sumergida en agua que se calienta lentamente no percibe el peligro y termina cocida sin intentar escapar. De manera similar, la naturaleza misma parece estar aplicando esta paradoja, cocinándonos lentamente con el cambio climático y la degradación ambiental. Lo más alarmante es que nosotros tenemos el control para subir o bajar la temperatura, pero no hacemos nada al respecto. En lugar de actuar, parece que seguimos echando más leña al fuego, literalmente; sólo falta observar los datos sobre los incendios forestales.
En México, los incendios forestales son un problema creciente. Según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), sólo el 0.61 por ciento de los incendios ocurren de manera natural; el resto lleva por completo la firma del ser humano y Nayarit no se queda atrás, pues durante los últimos cuatro años se ha mantenido en la tabla de las entidades con mayor área afectada.

Los datos que proporciona la Conafor nos aseguran que la mayoría de estos incendios son provocados por actividades humanas, ya sea por negligencia, prácticas agrícolas inapropiadas o incluso actos intencionales. Estos incendios no sólo destruyen vastas áreas de bosques, sino que también liberan grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, contribuyendo al cambio climático.
Además de los incendios forestales, en Nayarit enfrentamos otros graves problemas ambientales relacionados con el agua. Según el Sistema Nacional de Información del Agua (SINA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el estado presenta un alto índice de contaminación en sus cuerpos de agua. Los registros más recientes, actualizados en febrero de 2024, nos muestran un panorama muy desalentador en las distintas clasificaciones de ecosistemas de agua que se encuentran en el territorio: ecosistemas lénticos (aguas inmóviles como lagos, lagunas y esteros) y ecosistemas lóticos (ríos, arroyos y manantiales), además de los costeros y subterráneos.
En los ecosistemas lénticos, el 29.63 por ciento del agua está altamente contaminada. Esta contaminación se mide en términos de demanda química de oxígeno (DQO) y coliformes fecales (CF), lo que indica la presencia de materia orgánica y bacterias peligrosas. Además, estos cuerpos de agua presentan altos porcentajes de oxígeno disuelto (OD), un indicador de la cantidad de oxígeno disponible para la vida acuática. Un 14.81 por ciento de estas aguas presenta un nivel medio de contaminación, siendo el principal problema los coliformes fecales. Esto deja sólo el 55.56 por ciento de las aguas inmóviles en condiciones adecuadas para el uso humano y la vida silvestre.

Por otro lado, los ecosistemas lóticos, nuestros ríos, están en un estado alarmante. Sólo el 1.56 por ciento de estas aguas es considerada segura para la salud humana, mientras que un abrumador 93.75 por ciento está en riesgo considerable, en amarillo, según el semáforo de SINA. Estos cuerpos de agua están contaminados principalmente por coliformes fecales y Escherichia coli (E. coli), una bacteria que puede causar enfermedades gastrointestinales graves, ya que gran parte del drenaje desemboca en nuestros ríos, sólo es cuestión de caminar por la orilla del río Mololoa para ver como las aguas negras alimentan esta vena hídrica.

Las estadísticas del Boletín Epidemiológico Nacional muestran un incremento abrumador en las enfermedades infecciosas intestinales, que aumentaron un 72.09 por ciento entre 2020 y 2023. Durante el mismo período, las infecciones intestinales causadas por otros organismos y aquellas mal definidas incrementaron un 85.11 por ciento, pasando de 35 mil 667 casos en 2020 a 66 mil 024 al cierre de 2023. El agua contaminada o las altas temperaturas que se han registrado en los últimos años podrían ser las causas de esta escalada de casos.
Cabe resaltar que en el estado existen 75 plantas de tratamiento de aguas residuales con una capacidad de procesar tres mil 542 litros por segundo, de los cuales se opera al 74.46 por ciento. Del total de plantas de tratamiento, el 18.6 por ciento opera a su máxima capacidad, como la planta El Punto, en Tepic, que, según los registros de la Conagua, lleva años trabajando a tope de su capacidad (800 litros por segundo).
En cuanto a las aguas subterráneas, la situación también es preocupante. Sólo el 30.43 por ciento de los pozos de agua subterránea en Nayarit está en condiciones óptimas, mientras que un porcentaje igual presenta contaminación moderada. Sin embargo, el 39.13 por ciento de estos pozos tiene altos índices de contaminantes como arsénico, manganeso, plomo y, en algunos casos, mercurio. Estos metales pesados son altamente tóxicos y pueden causar serios problemas de salud, incluyendo cáncer y trastornos neurológicos. Además, se detectan altos niveles de alcalinidad y exceso de nitratos, que pueden provocar otros problemas severos en la salud.

Debemos reflexionar profundamente sobre nuestra inacción ante estos problemas ambientales. Es crucial que dejemos de ignorar los signos, porque cada problema desencadena otro y la situación se agrava progresivamente. Los desastres naturales que vemos en las películas de Hollywood están comenzando a parecerse mucho a la realidad, y nuestra pasividad sólo empeora la situación. Es hora de tomar medidas antes de que sea demasiado tarde. Necesitamos implementar políticas más estrictas para la protección del medio ambiente, promover prácticas sostenibles y educar a la población sobre la importancia de cuidar nuestros recursos naturales. Sólo así podremos evitar que las predicciones más sombrías de Hollywood se conviertan en nuestra realidad.