¿Crees en las segundas oportunidades?, es una de las frases más clichés de las comedias románticas que durante años han inundado no sólo a Hollywood, sino incluso al propio cine mexicano. En Tepic, hoy testigo vivaz de un realismo mágico, se observa una relación amorosa que bien podría valer el título de un largometraje, en el que la protagonista es la presidenta municipal Geraldine Ponce Méndez, que recientemente ganó la oportunidad de estar un trienio más al frente de esta capital.
Hace tres años, la alcaldesa de Tepic vivía una historia de ensueño, se convertía en la primera mujer que llegaba a la presidencia a través de la voluntad popular, con más de 81 mil 300 votos. Nacía aquí una historia de amor, de un electorado engatusado de los colores guinda que portaba con orgullo la hoy histórica funcionaria.
El carisma de Geraldine Ponce calzaba perfecto con la ola morenista, que tres años atrás inició el presidente Andrés Manuel López Obrador, y que se propagó a través de todo el país, por lo que las proyecciones convertían a la joven política en una candidata seria para la gubernatura del estado.
Sin embargo, durante los tres años de gobierno municipal, la percepción comenzó a cambiar. Declaraciones impertinentes, enfrentamientos con otras autoridades y una serie de polémicas extrapolítica, comenzaron a dañar su imagen, esto además del desgaste natural que implica gobernar una capital con tantas áreas de oportunidad como lo es Tepic.
Esta vapuleada a la que fue sometida Ponce Méndez principalmente a través del deshumanizado linchamiento que se vive en las ágoras digitales, la llevó a tomar otras decisiones que bien podrían considerarse equívocas, ya que lejos de resarcir el daño, se mostró una actitud soberbia por parte de la gobernante que al final terminó por cobrarle factura.
Si bien es cierto que esta elección considerada plebiscitaria por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, los tepiqueños demostraron que sigue el enamoramiento por Morena al entregarles de nuevo más de 80 mil votos de las regidurías y más de 70 mil a través de las diputaciones, los capitalinos nayaritas también demostraron que existe un resentimiento hacia la presidenta de Tepic, a quien en su referéndum le votaron un 21% menos que la elección pasada.
En otras palabras, Morena y Geraldine Ponce en realidad sufrieron su primer descalabro en Tepic, ya que con más de 17 mil votos menos, de haber enfrentado una oposición organizada en un solo frente hubieran sufrido una histórica derrota, pues si sumamos las simpatías de los principales opositores logran superar a la alianza oficialista.
De no resarcir este resentimiento, que se tradujo en voto de castigo, el proyecto Geraldine llegaría a su fin antes de lograr su principal objetivo, que sería inscribir en letras doradas su nombre en la historia de Nayarit. ¿Crees en las segundas oportunidades?, podría ser el título de esta nueva tragicomedia romántica tepiqueña, en la que la presidenta deberá enamorar de nuevo a su electorado.
Y para ello necesitará de todas esas estrategias clichés que Hollywood y San Ángel nos han regalado durante años, que van desde la dulzura del discurso, el apapacho cotidiano, la atención y el espectáculo, hasta cortar flores de jardines ajenos para regalarlos como suyos (la obra de la Ciudad de las Artes Indígenas o el paso elevado sobre el ferrocarril en la Colosio), todo para que el electorado tepiqueño vuelva a sentir esa admiración y confianza en su líder, que lo haga querer ser parte de la familia Ponce Méndez.
EN DEFINITIVO… La odisea de Geraldine Ponce ha iniciado. A los contrincantes habituales deberá sumarle los intereses de sus compañeros de alianza que seguramente buscarán ser candidatos a la gubernatura en tres años. Jasmine Bugarín, Pavel Jarero y Jorge Armando Ortiz son algunos de los nombres que debe considerar en este nuevo trienio, en el que debe recordar que más allá de Facebook, la verdadera política está en otro lado.