Desde el inicio del año, el estado ha experimentado temperaturas inusualmente altas, con informes diarios del Sistema Meteorológico Nacional mostrando diversos grados de sequía en el mapa de la entidad. Las lluvias parecían lejanas, salvo en febrero, cuando algunos chubascos refrescaron brevemente el ambiente.
Con el aumento de las temperaturas, se ha registrado un incremento atípico de casos de dengue. A diferencia de años anteriores, en este se han reportado numerosos casos durante el invierno y el principio de la primavera. Según el Boletín Epidemiológico Nacional, hasta la semana 23 (del 2 al 8 de junio), la entidad acumula 706 casos de dengue, lo que equivale a casi cinco casos al día.
Durante esa semana específica, se registraron 87 nuevos casos: 40 de dengue no grave, 46 con signos de gravedad y uno grave. Esta tendencia a la alza contrasta con las semanas anteriores, donde en la semana 22 (del 26 de mayo al 1 de junio) se contabilizaron 65 casos nuevos, y en la semana 21 (del 19 al 25 de mayo) se reportaron 44 casos.
El incremento inusual de casos no se debe a la acumulación de agua estancada, ya que las altas temperaturas, que han oscilado entre 35 y 45 grados en todo el estado, han provocado una evaporación casi inmediata del agua, los grados de sequía no han permitido que se logre.
Sin embargo, esto podría deberse a la falta de precaución de las personas, ya que los depósitos de agua utilizados diariamente, como pilas, tambos o cubetas, podrían ser los verdaderos focos de reproducción del mosquito Aedes aegypti. Las campañas de reparto de abate han sido escasas, al no ser temporada habitual, y sólo recientemente, debido al aumento de casos, el gobierno estatal ha iniciado una campaña contra esta enfermedad transmitida por vector.
Al parecer esto es una consecuencia del cambio climático, que ha alterado los patrones habituales de reproducción del mosquito transmisor del dengue. Anteriormente, las bajas temperaturas impedían su reproducción, pero ahora es diferente, tenemos otra realidad que hace evidente que las campañas de control deben realizarse fuera de la temporada tradicional. Estas incluyen nebulizaciones constantes y periódicas en las zonas más afectadas, así como visitas continuas de las autoridades de salud entregando el importante insecticida.
Con la proximidad del temporal de lluvias, la amenaza de un brote de dengue se intensifica considerablemente. La formación de estancamientos de agua en áreas no visibles o de difícil acceso se vuelve más probable, creando condiciones ideales para la proliferación del mosquito transmisor. Este incremento en los criaderos potenciales aumenta el riesgo de propagación del dengue en la entidad, lo que podría derivar en una crisis de salud pública de mayores dimensiones.
Ante este escenario, es imperativo que tanto la ciudadanía como las autoridades gubernamentales asuman una corresponsabilidad activa y comprometida. La población debe mantener sus hogares y alrededores libres de posibles criaderos, vaciando y limpiando regularmente cualquier recipiente que pueda acumular agua, como tambos, cubetas, y macetas. Además, deben estar atentos y reportar cualquier zona donde se detecten acumulaciones de agua que no puedan ser gestionadas individualmente.
Por su parte, las autoridades tienen la obligación de intensificar las campañas de concienciación y prevención, realizando nebulizaciones periódicas en las áreas más vulnerables y asegurando un suministro constante de abate a las comunidades. Asimismo, es crucial que se implementen operativos de limpieza y monitoreo en espacios públicos y privados, con un enfoque especial en aquellas zonas donde el agua pueda estancarse sin ser notada. La cooperación y el esfuerzo conjunto entre la población y el gobierno serán fundamentales para prevenir una crisis de salud más grave y contener la propagación del dengue en la región.