“El éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible”
Gabriel García Márquez
Empecemos con una definición del vocablo «leyenda»: “Relato basado en un hecho o un personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración”. Así es, la leyenda es parte realidad y parte pura imaginación. Cuando la realidad se desconoce, se desborda la imaginación. En ese sentido se ha reforzado la leyenda que recientemente ha desbordado los ríos de tinta y especulación. Sí, me refiero a la leyenda de Ismael Zambada García, “El Mayo”.
La fantasía y la admiración alimentan todas las leyendas. Esta no es la excepción. No obstante, algo se agrega a esta leyenda, que también se alimenta del ansia por mostrarse “experto” en el tema. Esta leyenda también se alimenta de los intereses políticos y electorales con los que se intenta empuercar la imagen de otras personas.
Lo que se impone en la leyenda de moda, la de “El Mayo” Zambada, es la ausencia de información corroborable. Que fue traicionado, que se entregó, que el gobierno de Estados Unidos lo habría detenido en territorio mexicano, que fue aprehendido en Estados Unidos, que fue secuestrado y trasladado a los Estados Unidos. Todas esas y cien mil “teorías” más se agregan a todos los relatos que no abandonan el territorio de la especulación basada en absolutamente nada.
La especulación puede ser útil para explicar fenómenos políticos, sociales, económicos y de diversa naturaleza. Empero, toda especulación tiene sus límites: los de la razonabilidad y el manejo de indicios. No obstante, en este caso la especulación se estira y se estira de manera exagerada, hasta acercarse a las fronteras del onanismo teorético. Sin razonabilidad y en ausencia de indicios, se transita por las ondulantes veredas de la especulación hasta acercarse a los excesos de la máxima turbación mental.
En esta historia, el vasto océano de las hipótesis crecerá de manera imparable en los días siguientes, en las semanas, meses y años que siguen. ¿Qué es lo que se va a imponer? La historia que prevalecerá es la que decidan los principales protagonistas de este culebrón digno de una telenovela interminable. La razón es sencilla: será necesario proteger intereses y personas que, de una manera u otra están presentes en la saga.
La información es poder y eso lo perciben los actores presentes en esta historia. Esa es la razón por la que también será necesario inventar versiones o porciones de historia, que contribuyen a desviar la atención de lo que realmente ocurrió. Decir la verdad puede poner en serio riesgo la vida de personas y puede convertirse en un acicate para que la violencia criminal se desborde. La mentira y la manipulación presidirán todo relato que intente describir la verdadera historia de la aprehensión de “El Mayo” Zambada. Todo lo que sirva para oscurecer la historia de lo que realmente ocurrió con el señor Ismael Zambada, será bienvenido y la leyenda crecerá. Aquí vale la pena recordar lo dicho por García Márquez: “A los demonios no hay que creerles ni cuando dicen la verdad”.
La mayor parte de las personas que abordan el tema de moda solamente cuentan con su imaginación para tratar de dilucidar lo ocurrido. La información brilla por su ausencia. Quienes podrían tener la información no la van a liberar de manera irresponsable: la información es poder. El ejercicio de poder exige alto sentido de responsabilidad, aunque la información también puede ser usada como arma ofensiva y como escudo.
Las especulaciones están a la orden del día. Algunas especulaciones rayan en lo grotesco, se acercan a un intelectualoide onanismo extremo y, esto es lo que sobresale, tienen intenciones de otro orden. Dicho de otra manera, las especulaciones no tienen solamente la aparente intención de conocer la verdad de lo ocurrido. Las especulaciones han mostrado también la (mala) intención de ocultar la verdad y la de desacreditar a personas, relacionándolas con el protagonista central de esta que parece serie televisiva, “El Mayo”.
Algunos “creadores de contenido” se atienen solamente a la riqueza de su imaginación. Entre esos creadores de contenido se encuentran periodistas, actores de la escena pública y cualquiera que ansíe llamar la atención. Esta historia, la de “El Mayo” Zambada, será convertida en una serie televisiva aprovechando las graciosas o grotescas versiones que relatan vida y cuitas del capo sinaloense.
En cuanto a las reuniones de “El Mayo” con figuras públicas, no se deben descartar de manera automática. Tampoco se deben derivar culpas creadas por la imaginación. Recordemos que reuniones de interés se han registrado en los medios en México. Una de esas notas se generó tras saberse que un nuncio apostólico en México, Girolamo Prigione, se habría entrevistado con dos de los capos del narcotráfico a fines de 1993 y al inicio de 1994. En esos días, Prigione admitió haberse reunido con los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix, entonces jefes del cartel de Tijuana. En este suceso quedó involucrado el que entonces era Procurador General de la República, Jorge Carpizo MacGregor. Otra nota que llamó la atención y en la que estuvo presente “El Mayo”, fue aquella que mereció la escandalosa foto de portada de la revista fundada por Julio Scherer García.
Saber poco o nada y callar, es bueno y prudente. Saber poco o nada y hablar, es tan malo como temerario. Creer todo lo que se publica respecto a temas como el que nos ocupa, puede dañar la salud mental. Uno puede leer, escuchar o ver respecto de la historia de “El Mayo” Zambada; la mitad de ese material debe desecharse y la otra debe ponerse en duda, muy en duda. En cualquier caso, debe tenerse presente que uno no puede andar por la vida chupándose el dedo.