El desfile deportivo del 20 de noviembre, que conmemoró el 114 Aniversario del inicio de la Revolución Mexicana, lució en su máximo esplendor.
Los contingentes puntuales y ansiosos por demostrar lo que para ello fueron horas de ensayo, en tanto que el astro rey haciendo lo suyo sobre los espectadores que desde muy temprana hora se dieron cita en el graderío que fue colocado estratégicamente frente a Casa de Gobierno, que por tercer año consecutivo mantuvo cerrado sus balcones centrales.
Y es que una vez más, el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, acompañado de la doctora Beatriz Estrada Martínez, su gabinete ampliado y autoridades de los poderes Legislativo y Judicial, Ejército, Marina y Guardia Nacional disfrutaron del tradicional desfile que dio inicio en punto de las diez de la mañana.
Tan pronto apareció el primer contingente que demostró colorido, destreza y agilidad entre sus participantes y los aplausos no se hicieron esperar.
Al final, tras haber transcurrido una hora con 50 minutos del desfile cívico-deportivo todo salió conforme lo planeado, hubo saldo blanco según el parte oficial que en esta ocasión estuvo a cargo de la secretaria de Educación, Myrna Manjarrez Valle.
“Inicio el desfile a las diez horas en avenida México e Insurgentes, concluyendo en avenida Ignacio Allende y Prisciliano Sánchez, con una duración de una hora con 50 minutos, se concluyó a las 11:50, el trayecto fue de mil 200 metros; el número de escoltas participantes fue de 38, y de bandas de guerra 22, diez sectores con número de participantes de 4 mil 515, unidades móviles 211, unidades caninas 8, contingente charro a caballo 20, en tanto que hubo profesores de apoyo de los departamentos de educación física de los Servicios de Educación Pública del Estado de Nayarit y de la Secretaría de Educación, 50, es cuanto, sin novedad”.
Cabe precisar que durante el transcurso del desfile se observó el gesto solidario del gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero hacia una persona de la tercera edad, que además de recibir un apoyo, le terminó regalando su cachucha con la que Navarro Quintero se protegía de los intensos rayos del sol, imagen que por cierto fue captada en una fotografía del reportero de esta casa editorial.



