Por Daniela Vázquez
La historia de los desfiles de la Revolución Mexicana, nos recuerdan el comienzo de uno de los movimientos que marcó los primeros días contra el régimen porfirista en 1910 y que, a partir de 1936, dio origen al desfile cívico-militar en memoria de aquellos días revolucionarios.
Después del lunes feriado que todavía no me queda claro si fue un paréntesis para honrar a las mujeres y hombres que participaron en la gesta histórica o para sacar los saldos de las tiendas durante el Buen Fin o para dejar la quincena en arcas recaudadoras de agua o predial por aquello del descuento.
Lo cierto, es que ayer veinte de noviembre desde muy temprano a diferencia de aquellas arengas de los primeros días del siglo veinte, distan mucho de las proclamas de este miércoles que pronunciaron los conductores, choferes de la Ruta México, burócratas estresados por llegar a checar y los conductores de triciclos cargados de fruta y frituras que iban a al crucero de Avenida México y Allende, destinado oficialmente para su vendimia. ¡Háganse leones, muchachos! Proclamaban los jefes militares a la tropa que distó a lo de ayer: “¡Háganse burros que estorban!”
Como también fue un día diferente para las madres de familia que ayer, se levantaron más temprano para hacerle un choco milk y un huevito a su querubín para que no se fuera a desmayar o bien para darle el último toque al vestido de holanes o ajustar el falso mostacho de su Francisco I. Madero.
No conformes los progenitores, había que traer a sus criaturas hasta de veinte años y sostener una batalla campal vehicular y oral para llegar a tiempo con su preciada carga al punto de partida de la parada cívico-militar. En cambio, los y las jóvenes vivieron una encrucijada entre verse escoltados por sus madres o tener que cargar el bolso que desentonaría con su vestuario. Además, alguien tenía que cargar: el protector solar, los zapatos cómodos para descansar de las botas zapatistas, el recipiente con agua y el celular para que les tomaran la foto.
Otra lucha librada fue contra la física y la lógica que enfrentaron estas madres. En ratos caminaban, otras marchaban según la velocidad de sus críos mientras equilibraban pies y manos para no derramar el agua de los vasos que llevaban por si sus pollitos tenían sed. No era todo, había que disparar para atrapar las mejores fotografías y enfrentar a la gente apostada en las banquetas, pronunciándose: ¡Ora, no estorben que no dejan ver! Las Adelitas del siglo pasado que cargaban comal, cazuelas, ollas y fusca, se desdibujan ante las mujeres multifuncionales de este 114 aniversario de la Revolución Mexicana, época donde no es difícil imaginar un cambio en los pronunciamientos ¡Que viva el Tik Tok! ¡Que viva Instagram! ¡Que viva Tim Berners-Lee! ¡Que viva Mark Zuckerberg y ¡Que viva Elon Musk! que le dieron vida a nuestra era digital!