La Sección 49 del SNTE en Nayarit protagoniza un plantón frente a Palacio de Gobierno que, en lugar de consolidarse como un acto de unidad y protesta efectiva, reveló graves deficiencias en la estructura de liderazgo de la dirigente Irma Alicia Peña Arcadia.
Este evento, cuyo objetivo principal era visibilizar las necesidades y derechos de los trabajadores de la educación, se vio empañado por una deficiente gestión organizativa y una total falta de comunicación con los agremiados. De manera contundente, este plantón expuso la crisis interna que atraviesa la sección sindical bajo la dirección de Peña Arcadia, quien, en lugar de fortalecer la cohesión, parece haber exacerbado las divisiones.
Uno de los aspectos más preocupantes de esta situación es la inadecuada convocatoria para el plantón. Aunque los agremiados fueron citados para participar, muchos de ellos no recibieron la información ni la orientación necesaria sobre la importancia de la acción.
En lugar de presentar una estrategia clara que involucrara a todos los miembros del sindicato, la respuesta de la dirigente fue completamente insuficiente. Esta falta de planificación y comunicación demuestra una gestión deficiente que impacta directamente en la efectividad de cualquier acción colectiva.
Al ser cuestionada sobre la baja participación, Peña Arcadia no adoptó una postura conciliadora ni informativa. En cambio, descalificó a aquellos que decidieron no unirse al plantón, evidenciando un claro desconocimiento de las dinámicas internas del sindicato y, lo que es aún más grave, un desdén hacia las opiniones y preocupaciones tanto de sus propios agremiados como de la ciudadanía en general.
Las acciones relacionadas con el plantón fueron compartidas en las redes sociales del SNTE Sección 49 y en las cuentas personales de la dirigente, pero se deshabilitaron los comentarios, e incluso se restringió el acceso a su cuenta para evitar ser cuestionada. Esta actitud, lejos de promover el diálogo, revela una clara falta de apertura que se espera de una figura pública, especialmente cuando se trata de un líder sindical.
La postura de Peña Arcadia refleja una grave carencia de liderazgo. Un verdadero líder sindical debe ser un facilitador, no solo un gestor de acciones, sino también un comunicador eficaz, capaz de escuchar a sus compañeros y transmitir un mensaje claro y persuasivo.
Sin embargo, la actitud sumisa y la falta de capacidad para conectar con los miembros del sindicato solo contribuyeron a alienar a aquellos que aún guardan dudas sobre las estrategias adoptadas.
En lugar de fortalecer la unidad, sus críticas a los que no participaron solo profundizan la desconexión entre la dirigencia y la base, incrementando la desconfianza y generando un ambiente de división que afecta negativamente al buen funcionamiento del sindicato.
Otro factor clave que evidencia la falta de liderazgo es la incoherencia en la gestión de las protestas y las demandas. En lugar de presentar una postura clara y firme, en el momento más crítico, abandonó el plantón para asistir a la posada del SNTE en la Ciudad de México, justificando su partida con una supuesta reunión de trabajo con el líder nacional, Alfonso Cepeda Salas, el 3 de diciembre. Este día, el malestar y la desesperación de los agremiados estaban en su punto más álgido, pues aún no se había realizado el pago de sus derechos. La decisión de Peña Arcadia, disfrazada de una reunión importante, fue ambigua y carente de coherencia, generando más dudas que certezas.
A su regreso, la dirigente se limitó a mencionar que Cepeda Salas se comunicaba constantemente con ella, preocupado por la situación que atravesaban los trabajadores de Nayarit. Sin embargo, sus acciones no hicieron más que generar incertidumbre y debilitar la posición del sindicato.
Un verdadero líder debe ser capaz de guiar a su base con claridad y propósito, evitando que la falta de dirección se convierta en el centro de la discusión.
La falta de comunicación efectiva y la ausencia de un liderazgo inclusivo no son solo problemas de gestión, sino que también reflejan una falta de principios. Los sindicatos desempeñan un papel esencial en la defensa de los derechos laborales, pero cuando sus líderes no logran involucrar a sus agremiados de manera coherente y transparente, sus esfuerzos se reducen a simples actos simbólicos que carecen de impacto real.
Irma Alicia Peña Arcadia, al no saber dirigir adecuadamente este proceso, demuestra que su liderazgo no está a la altura de los desafíos que enfrenta el SNTE en Nayarit.