La lucha por desterrar el castigo corporal y el trato humillante hacia la niñez y adolescencia continúa siendo una batalla difícil de ganar, a pesar de los esfuerzos legislativos en el estado de Nayarit. Concepción Rodríguez Llamas, titular del Sistema de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes (SIPINNA), señaló que, aunque se han dado pasos importantes, las medidas aún son insuficientes para erradicar estas prácticas violentas que persisten en muchos hogares y escuelas.
“Los esfuerzos por frenar este cáncer social, que es la violencia contra los niños y adolescentes, han sido insuficientes. Aunque desde 2021 tenemos una ley que prohíbe el castigo corporal, es necesario seguir trabajando en su concientización y en la erradicación de prácticas que se siguen considerando ‘normales’ por muchas personas”, explicó Rodríguez Llamas en una entrevista reciente.
En su mensaje, la titular de SIPINNA recordó a padres de familia, personal educativo y a la sociedad en general que el castigo corporal, como nalgadas, jalones de orejas o de cabello, pellizcos y otros actos de humillación, son formas de violencia prohibidas por la ley. A pesar de esto, muchas personas aún creen que estos métodos son adecuados para disciplinar a los niños.
“Muchas veces, los padres, madres o personas encargadas del cuidado de los menores creen que estas prácticas son correctivas, o que forman parte de la disciplina, pero en realidad estamos hablando de violencia. Una violencia que, aunque a menudo es justificada como una forma de corregir, genera un daño emocional y psicológico en los menores”, señaló Rodríguez Llamas.
En 2021, el Congreso del Estado de Nayarit aprobó una iniciativa para prohibir el castigo corporal, lo que incluye la ley de protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes en la entidad. Sin embargo, la funcionaria reconoció que, a pesar de la legislación, las actitudes sociales y culturales hacia el castigo corporal siguen siendo un obstáculo para su erradicación.
“En las reuniones con padres y madres de familia, muchas veces nos encontramos con la resistencia de quienes piensan que una ‘nalgada a tiempo’ es correctiva. Y cuando les preguntamos qué significa ‘a tiempo’ o cuántas veces creen que esto es adecuado, nos encontramos con respuestas que reflejan una normalización de la violencia como método disciplinario”, comentó.
La titular de SIPINNA explicó que, aunque la ley ha sido un paso importante, las sanciones para quienes violan los derechos de los niños y adolescentes no son claras y no siempre se aplican de manera efectiva. “No tenemos una sanción específica para estos casos, lo que tenemos es la opción de denunciar, y en algunos casos, se puede retirar a los niños de los cuidados de los padres si se considera que estos no son aptos para su cuidado. Sin embargo, esto no se traduce necesariamente en una solución inmediata”, dijo Rodríguez Llamas.
A pesar de los avances legislativos, el problema persiste y es necesario seguir sensibilizando a la sociedad sobre las consecuencias del castigo corporal. La funcionaria destacó que, como parte del trabajo de SIPINNA, se han realizado campañas y consultas nacionales para conocer la opinión de los ciudadanos sobre este tema. Sin embargo, los resultados indican que aún hay una gran resistencia a aceptar que estas prácticas no son correctivas, sino destructivas.
“Muchos dicen: ‘A mí me corrigieron a punta de cintarazos o nalgadas y miren que bien estoy’. La pregunta es, ¿realmente están tan bien? La violencia en la infancia tiene efectos a largo plazo, y estamos trabajando para cambiar esa mentalidad”, concluyó Rodríguez Llamas.