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Eliminar los organismos “autónomos, un avance”

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El mandatario estatal, el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, siempre ha sido enemigo de la simulación y por eso no permite la demagogia. Ha sido leal con su pueblo y a sus ideas, a sus convicciones. Lo hace con firmeza y con sincera vocación en favor de las transformaciones por la vía más radical. Esa es la razón por la que el titular del Poder Ejecutivo en Nayarit ha mostrado mano firme, mando claro y férrea voluntad transformadora. Los objetivos están claros y son los mismos que los de la agenda nacional.

Cuando hablamos de organismos “autónomos” en realidad estamos refiriéndonos a ranchos feudales. Esos espacios fueron repartidos entre los detentadores “formales” de los “partidos”. La desaparición de esos organismos no afecta las funciones esenciales del Estado. Más bien era la simulación de la autonomía lo que restringía el ejercicio democrático de los derechos de las personas.

Con la extinción de los organismos que supuestamente eran autónomos, queda abierta la posibilidad de que el ciudadano pueda ejercer realmente sus derechos. La transparencia nunca fue una realidad mientras existieron los organismos que supuestamente iban a garantizarla. Cierto es que antes de organismos como el INAI, tampoco había transparencia. No obstante, la ausencia de transparencia no generaba costos financieros y existía una exigencia pública en la materia. Era preferible que abiertamente se reconociera la opacidad de los actos de gobierno. Simular que había transparencia en realidad se convirtió en una barrera para la transparencia verdadera.

Algo parecido ocurría con organismos que supuestamente iban a impedir la monopolización o la presencia de barreras a la entrada. En la realidad sencillamente vemos como algunas empresas se ponen de acuerdo para controlar el mercado. Con mecanismos como la cartelización, los “pactos entre caballeros”, se evaden los controles regulatorios del Estado y algunas empresas dominan regiones sin competencia. Esos pactos de caballeros, lo que menos tienen es la caballerosidad y lo que tienen de sobra es el ansia de dominio de espacios de mercado. Los acuerdos mafiosos son enfermedad mortal para el libre mercado.

Falta mucho por desmontar en el mundo de las simulaciones. Falta desmontar cuestiones como la de la esfera electoral y otros mundos como el del Poder Judicial que ya está en curso. La simulación democrática está a la orden del día.

Quienes se lamentan por la desaparición de los organismos “autónomos”, son los que se repartían las “chambas” que estos generaban. Ya vimos como el Pacto PRI-PAN en Coahuila se convirtió en hito emblemático de la lógica del reparto del pastel y de la simulación de funciones esenciales del Estado.

Los cargos de mayor importancia para la construcción de instituciones, se entregaron en la lógica del reparto del botín. Dada la inexistencia de partidos políticos en México, las funciones de una Asamblea, de un comité directivo, eran sustituidas por sus “dirigentes”. Insisto: lo vimos desde Coahuila, donde el PRI y el PAN se repartieron magistraturas del Poder Judicial local, así como los cargos del Instituto de Transparencia de esa entidad.

Se repartieron las notarías públicas como repartirse bolillos, las direcciones de escuelas, las oficinas de recaudación y un sinfín de cargos de la mayor relevancia. Se repartieron, el “PRI” y el “PAN”, hasta lo que no existía. Se repartieron la Presidencia de la República, la candidatura al gobierno de la Ciudad de México. Por eso se quejan de la desaparición de los “organismos autónomos”. Se quejan porque los cargos de mayor relevancia en esos lugares, eran entregados a familiares, o sus más íntimos, a sus personas más queridas.

En los años que vienen podrían concretarse avances en distintas materias que son clave en un sistema democrático. La clave para que existen instituciones que funcionen sujetas a las reglas de la democracia, es el “empoderamiento” del ciudadano. Por ahora, lo que vemos es que el ciudadano queda indefenso ante resoluciones que lo desdeñan, que parten del supuesto de que cualquier cuestionamiento es de mala fe. No es así, sino que sencillamente, las personas tienen intereses diversos y son los que se deben privilegiar siempre y cuando sean legítimos, aunque también duramente críticos.

Desaparecer “órganos autónomos” sí es un ataque, pero no a la democracia, sino a todo aquello que se coloca en sus antípodas.

En el estado de Nayarit hace falta avanzar de manera radical y sostenida en el proceso de desaparición de organismos que simulan diversas funciones que son esenciales en La vida democrática.

Desaparecer lo que simula la vida misma, es fundamental para que los ciudadanos puedan ejercer plenamente sus derechos. Combatir la simulación de las asignaturas de una agenda democrática significa combatir la corrupción. Combatir la simulación puede abrir las puertas para una vida democrática plena.

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