Pues amigos esta es la última colaboración de este año 2024, ya sé que muchos nos ponemos melancólicos, algunos con razón y otros simplemente porque se acaba el año precisamente en este día 31 de diciembre, pero les quiero decir que la cosa no es para tanto, simplemente se acaba un año pero mañana continúa el que sigue y así sucesivamente hasta que dejemos este plano terrenal y les toque a otros continuar viendo años que se terminan y que luego cortan el día 31 de diciembre para seguir al siguiente día, uno de enero.
Leo todos los comentarios relacionados con el tema del fin de año, del uso del tiempo en un año, con lo que hacemos y lo que no hacemos, y a esta época, me parecen tan intrascendentes, porque durante más de medio siglo parece que sólo hemos repetido lo mismo, a saber, el haber hecho o el haber dejado de hacer determinadas acciones, tales como actos de amor a la familia, cuidado de nuestra salud, esfuerzo para avanzar en logros materiales, obtención de objetos y artículos que desde nuestro punto de vista nos dan estatus, o cuando menos nos permiten presumir o ser arrogantes porque otros no los tienen.
Lo único que siempre leo y a veces a manera de reclamo personal de quien es el autor de estos escritos, es la sublimación de aprovechar el tiempo, pero si vamos a hablar de aprovechar el tiempo, debemos de respetar la manera en que lo aprovecha cada quien, una manera en la que a veces nosotros no coincidimos porque nos parece que lo están tirando a la basura, pero amigos y amigas, esto de aprovechar el tiempo, el año que cada uno de enero empieza, es una óptica personal.
Porque algunos consideran que por ejemplo es un desperdicio de la vida, pasar el tiempo sin estudiar algo, sin aprender un oficio, un arte, una manualidad, mientras que los que ya vivieron y pasaron por estas experiencias, piensan que qué caso tiene seguir abrevando en las materias, cuando la vida, nuestra vida, pasó sus mejores años de trabajo, fue exprimida para obtener los más grandes ingresos con tal de darnos un estatus que vieran otros con envidia, mientras nosotros veíamos con envidia a aquellos cuya vida era sencilla y sin alteraciones diarias.
Alguien dijo que el tiempo, es un tesoro inmaterial que se escurre entre los dedos como la fina arena del reloj de arena y para fortuna de la humanidad, cada uno tiene su tiempo en lo personal, algunos lo malgastaron en la maldad, y ahora su tiempo está entre cuatro paredes de una cárcel, de un penal, de una crujía, pero bueno, ese grupo de seres humanos, probablemente eligieron utilizar así su tiempo, es su tesoro inmaterial que ahora están gastando, contando los días para salir y disfrutar de ese tiempo, sin un número de convicto.
Por otra parte, el tiempo es también un compañero silencioso que no espera a nadie, ni se detiene ante los ruegos o lamentos de aquellos que tratan de sujetarlo. El tiempo, es un enigma que nos envuelve y nos obliga a caminar en su constante corriente.
Leo en las noticias de personajes destacados de la vida frívola, o para no ofenderlos, de la vida artística, que con todo y sus muchos cuidados, el tiempo no se detuvo en ellos, el cascarón humano llamado piel, pudiera estar bien conservado gracias a aceites y otras pócimas, pero pues el interior tiene el desgaste real, el tiempo nunca va a tener compasión de alguien que quiere sujetarlo y burlarse de él, con la clásica expresión, “parece que el tiempo no te hace nada a ti”, la verdad es que este tiempo, un año que hoy termina, pasó e hizo su tarea, por no decir sus estragos en aquellos que lo vivimos.
En esta efímera existencia, no hay nada más valioso que el tiempo. Es el único bien verdaderamente irremplazable, pues no importa cuánto se desee, una vez que se ha ido, no hay forma de recuperarlo. El tiempo es una joya que solo puede ser disfrutada en el presente, en el aquí y ahora.
Sin embargo, paradójicamente, muchos de nosotros vivimos atrapados en el pasado o soñando con un futuro que aún no ha llegado. Nos sumergimos en los recuerdos y remordimientos, en lo que pudo haber sido y ya no es. O bien, nos dejamos llevar por la ansiedad y la incertidumbre, preocupándonos en exceso por lo que está por venir, olvidando que la vida se encuentra en el instante presente.
La vida, en su sabiduría infinita, ha otorgado en el tiempo, un regalo que nos brinda la oportunidad de crear, de amar, de aprender y de crecer. No hay privilegiados ni desfavorecidos en este aspecto, todos somos iguales frente al tiempo, así que, si este año que hoy concluye, no cuidaste o disfrutaste tu tesoro llamado tiempo, tienes la oportunidad de mañana empezar a pensar como lo aprovecharás para tu gozo y beneficio…¡hasta el próximo año!