Organizar la información del mundo y compartirla es la misión de Google. Siempre me ha parecido una definición cercana a la poesía, no por estética sino por exacta y meritoria. Incluso podría reducirse a dos verbos: organizar y compartir. Sin modificadores (adjetivos y adverbios), que no los necesita. En estos días con dos países enfrentados por el nombre de un golfo, Google dará a cada uno el que decida. A los demás, mostrará ambos, para que adopten el que crean correcto. La misión del periodismo actual debería ser eso: organizar y compartir. Despojarlo de la infalibilidad autoasumida o la pretensión de una imposible objetividad. Eso bastaría. Aunque de manera secundaria opinara, interpretara, diseccionara, sin bendiciones ni excomuniones. Ya tenemos suficiente con la política y políticos para oscurecer el entorno en lugar de iluminarlo.