Voy a cometer una impropiedad política. Recordaré, y bien, por sus palabras, por su metáfora, a un ex Presidente de la República, que en este país es algo más abominable que un demonio, porque sólo hay un dios único, el que está en funciones. En su tercer informe de gobierno, José López Portillo se lamenta así, de los estragos del descomunal incendio de un pozo petrolero: “Desde el fondo de ese pozo incendiado los mexicanos nos hemos visto en el espejo negro de Tezcatlipoca. Todo nuestro fatalismo desgarrante emergió suspicaz y autodestructivo; nuestra incapacidad de sentirnos prósperos; nuestra falta de solidaridad frente a las derrotas; nuestra incredulidad ante nuestras certezas y nuestra ingenuidad ante la opinión e información extranjeras. La Malinche salió a aullar, pidiendo sacrificios humanos, para apaciguar al dios del fuego.”