Lo pequeño es hermoso es el título de un libro de economía aparecido en los 70. Ignorado por los economistas, fue más bien inspiración para poetas y soñadores. Condenó la idolatría por el gigantismo; tuvo ojos para la belleza de lo pequeño, el apego a la tierra y los negocios domésticos. Un libro cuyo epílogo centraba su atención en las virtudes de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza despertaba sospecha. Arrojado al basurero, la realidad le dio la razón. En 2006, el Premio Nobel de la Paz se otorgó a Muhammad Yunus, quien ofrecía a los pobres créditos minúsculos de cincuenta dólares, modelo replicado en muchos países por su impacto social. México opera programas que deberían multiplicar pequeños negocios, pero quienes reparten el pastel se quedan la jugosa plusvalía electoral.