“Todo periodista debe tener dentro un argentino y un investigador. Es imposible sobrevivir sin poseer a ambos”, decía un viejo periodista mazatleco que deambulaba por los cafés de Tepic burlándose de sí mismo y del mundo. Tenía él cientos de argentinos dentro, a los que sumaba una cultura monumental en los tiempos en que el señor Google no existía para traer miles de datos a la memoria en fracciones de segundo. A los entonces aprendices de reportero nos decía que necesitábamos al argentino para tolerar el desprecio de los hombres del poder y al investigador para descubrir lo que pasaba inadvertido para los ojos del hombre común. De aquellos aprendices, 40 años después todos están rebosantes de argentinos y sólo unos cuantos cultivaron al investigador. “No se puede tener todo”, dice un reportero.