Como ya lo mencioné en la primera parte de este serial, resulta que contrario a que el cambio de Primer Ministro en Canadá favoreciera la relación con los Estados Unidos de América del Norte, tras lo fracturada que culminó con Justin Trudeau, el distanciamiento y las fricciones han continuado en aumento bajo la égida del recién nombrado primer ministro canadiense, Mark Carney, quien subió el tono de la conversación y dijo que la histórica relación de su país con EE.UU., basada en la cooperación económica y militar, “se acabó”.
A los aranceles y la amenaza de anexión, se suma el caso de la actriz canadiense Jasmine Mooney, quien relató que fue detenida y “encadenada” por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas durante 12 días.
Su testimonio ha hecho que muchos canadienses tengan miedo de viajar.
Ryan Northcott, un canadiense que relata que canceló su viaje a Nueva York, expresó en un video de Tiktok: “Vi lo que le pasó a Jasmine Mooney y he visto videos de que cuando vas a la frontera te revisan todo […] Hay algo que simplemente me parece que no está bien, por no mencionar cómo está siendo tratada Canadá”.
Además, una orden de Trump que afecta directamente a los viajeros canadienses también ha provocado rechazo.
Como parte de sus planes para “proteger al pueblo estadounidense contra la invasión”, el gobierno de EE.UU. comenzó a exigir a los viajeros canadienses que ingresan por tierra al país que se presenten ante las autoridades una vez completen 30 días en el país.
Antes, los canadienses podían entrar sin ser registrados y quedarse hasta 6 meses sin tener una visa.
Ahora, el propio gobierno de Canadá indica en su más reciente advertencia a los viajeros que “no cumplir con el requisito de registro podría resultar en sanciones, multas y enjuiciamiento por delito menor”.
Con esa medida, se vieron particularmente afectados los snowbirds (pájaros de nieve), apelativo con el que se conoce a los canadienses, muchos de ellos jubilados, que viajan cada año durante el invierno a destinos más cálidos como Florida o Arizona, generalmente durante más de 30 días.
Según la Canadian Snowbird Association, se trata de más de un millón de personas.
En un grupo de Facebook de snowbirdscanadienses, la molestia con Donald Trump se ve por todas partes.
“No hay posibilidad de que los canadienses sigamos acudiendo en masa a EE.UU. para pasar el invierno”, decía una publicación.
“Soy canadiense y no soporto a Trump. No culparía a ningún compatriota canadiense por no querer viajar o irse de vacaciones a Estados Unidos”, decía otra.
Stephen Fine, presidente de Snowbird Advisor, una compañía dedicada a ofrecer información y servicios para los migrantes estacionales canadienses, le dijo a BBC Mundo que, como el deterioro de las relaciones entre los dos países se ha dado ya terminando el invierno, no se puede decir que menos snowbirds canadienses estén yendo a EE.UU.
Sin embargo, “en general, hay un sentimiento negativo por parte de los snowbirds canadienses y algunos dicen que no tienen intención de volver a Estados Unidos el año que viene”, dice Fine.
Los profesores Valorie Crooks y Jeremy Snyder, que han estudiado el fenómeno de los migrantes estacionales de Canadá a EE.UU., plantean que “la asequibilidad y la facilidad de movimiento son dos factores importantes que permiten los viajes estacionales de larga duración”.
“Por ello, no es de extrañar que volvamos a tener noticias de los snowbirds a la luz de los acontecimientos recientes”, agregan.
Tourism Economics, una compañía especializada en previsiones de la industria turística, pasó de pronosticar un crecimiento del 8,8% en los viajes hacia EE.UU. en 2025 a prever una disminución del 5,1% con respecto a 2024.
Y señaló que el cambio se debe a la “tensión en las relaciones diplomáticas” y los “aranceles arrolladores”.
En las aerolíneas, el impacto del momento que atraviesa la relación entre Canadá y EE.UU. parece ser ya significativo.
Según Mike Vernot, vocero de la compañía de analítica de datos sobre aviación Cirium, “las aerolíneas han reducido en aproximadamente un 4,4% el número de asientos en vuelos entre Canadá y EE. UU. para abril, mayo y junio con respecto a la programación que habían publicado el 31 de enero”.
Algunos destinos en EE.UU. se verán particularmente afectados, según los datos de Cirium. El 31 de enero había programados 2.024 vuelos desde Canadá hacia los aeropuertos de Fort Lauderdale y Miami para los meses de abril, mayo y junio de 2025. Para el 25 de marzo, esa cifra había bajado a 1.799.
Además, Flair Airlines, una compañía canadiense de vuelos de bajo costo, dejará de cubrir la ruta Toronto-Nashville. Y WestJet, que había anunciado que abriría un vuelo desde Calgary hasta el aeropuerto de La Guardia en Nueva York, recientemente confirmó que no lo hará.
Y no es porque los canadienses estén dejando de hacer viajes internacionales.
“Hemos recibido consultas de personas que están buscando destinos alternativos para el próximo año. Los más populares son México, España, Portugal y el Caribe”, señaló Stephen Fine, de Snowbird Advisor.
Diarmaid O’Sullivan, director de ventas y mercadeo de un hotel en las Islas Bermudas, describió que en las últimas semanas tuvieron un incremento inusual de clientes canadienses interesados en reubicar allí eventos que habían planeado inicialmente en Estados Unidos.
Curiosamente, todo esto está sucediendo justo cuando EE.UU. estaba experimentando un crecimiento récord en el sector de los viajes y el turismo.
Según un informe del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, la industria turística en EE.UU. tuvo un impacto económico de US$2,26 billones, el mayor en todo el mundo.
“Estas cifras nos ayudan a comprender la importancia del sector en EE.UU., y demuestran que una disminución del turismo procedente de los principales países de origen podría perjudicar significativamente la economía estadounidense”, afirmó la profesora de la Universidad de Nevada en Las Vegas, Marta Soligo.
“Las consecuencias de estos problemas pueden afectar tanto a las grandes corporaciones con sede en EE.UU. como a las pequeñas empresas”, agregó.
El boicot canadiense también ha encendido alarmas en el sector de los bienes raíces, dado que los canadienses son los extranjeros que más propiedades compran en EE.UU. según la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces.
Amar Charles Marouf, un ciudadano canadiense, resume el boicot como una cuestión de valores: “Somos un país que se enorgullece, imperfecta pero intencionadamente, de valores como la inclusión, la equidad y los derechos humanos. Cuando esos valores se sienten desfasados con respecto a lo que está sucediendo al otro lado de la frontera, se hace más difícil justificar nuestra participación allí”.
Canadá no es el único país que está viendo con recelo las medidas del gobierno de Donald Trump. Desde el 20 de enero, Francia, Dinamarca, Alemania, Finlandia y Reino Unido también han emitido advertencias para sus ciudadanos que tienen intenciones de viajar a EE.UU.