En Nayarit hay gobierno y la rectoría del Estado es verdadera, es palpable. Hay gobierno y es de corte democrático y respetuoso del contenido del Pacto Federal. El desarrollo del estado no se gobierna por las leyes del caos, ni por las leyes del mercado así, a secas. Eso se nota con la promoción de inversiones, con la promoción de empleo, con todo el trabajo que despliega el titular del Poder Ejecutivo, el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero. Esa rectoría del estado es un concepto que se traduce en apoyo a campesinos a pescadores, a empresarios nacionales, extranjeros, locales. El objetivo es claro: lograr que la gente viva mejor, en línea con el postulado constitucional que en una de sus partes define la democracia en los siguientes términos: como “un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Así de claro.
El Gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, siempre ha mostrado apego al texto constitucional y, sobre todo, a la intención del legislador original. Esa es la razón por la que en ningún momento se desentiende de los temas fundamentales para el desarrollo del estado. En este caso debemos referirnos al dispositivo plasmado en el Pacto Federal, en el que se consigna el concepto de rectoría del Estado en materia de desarrollo nacional.
El concepto parece inasible. No obstante, es fundamental entender que involucra temas concretos que no se pueden ni deben desligar uno de otro. La rectoría del Estado implica integralidad en las acciones de gobierno, exige que esas acciones garanticen sustentabilidad. Esa misma rectoría del Estado obliga a la autoridad a la defensa y fortalecimiento de la Soberanía de la Nación y del régimen democrático que garantice la presencia plural, activa de todos los sectores y formas de pensar que prosperan en el país.
Se trata de que esa rectoría del Estado se traduzca en inversiones que permitan sumar el esfuerzo y la capacidad creativa de los empresarios, de los particulares en general. Esa inversión debe traducirse en empleo y ese empleo debe ser cada vez mejor pagado, debe ser a la vez, más productivo. Se trata igualmente, de que la distribución del ingreso y de la riqueza, sea cada vez más justa. Se trata de que las diferencias entre las personas se manifiesten por razones distintas a la voracidad del mercado, en el que pueden quedar atrapadas las ideas de lo justo y lo moralmente aceptable. Como lo enunciaba el mismísimo Morelos. Esas diferencias entre las personas son parte de la misma naturaleza humana, pero los derechos no deben reconocerse de manera arbitraria, pues el objetivo general es que se logre distinguir entre “un americano de otro, el vicio y la virtud.
La norma más importante del país, la Constitución Federal (artículo 25), dispone que “Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático y que, mediante la competitividad, el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta Constitución. La competitividad se entenderá como el conjunto de condiciones necesarias para generar un mayor crecimiento económico, promoviendo la inversión y la generación de empleo.
Algo semejante dispone la Constitución nayarita. Solamente por mero morbo, me parece que conviene reproducir parte del contenido central del artículo 134 de la Constitución local. El dispositivo establece que “Corresponde al Gobierno del Estado la rectoría del desarrollo para garantizar que sea integral y con una visión al menos de veinticinco años que fortalezca su economía, su régimen democrático, la igualdad de hombres y mujeres, el empleo y una más justa distribución del ingreso, en el que concurrirán, con responsabilidad social, el sector público, el sector social y el sector privado; permitiendo el ejercicio de las libertades y la dignidad del ser humano, en el marco de los mandatos que prescribe la Constitución General de la República, esta Constitución y las Leyes que de ellas emanen”. Como podemos observar que el texto local con el federal, es prácticamente el mismo. Quienes plasmaron ese contenido solamente se atrevieron a incorporar elementos discursivos suficientes para que se detecte que de lo que se trata, es de aplicar lo mismo en el plano local, a lo que se ordena en el ámbito nacional. El asunto se aborda de manera muy cercana al absurdo, como si Nayarit no fuera parte de la Unión. En fin, aquí podemos aplicar uno de los argumentos que fueron usados en el Constituyente, específicamente durante una de las sesiones del Colegio Electoral: “Lo que abunda, no daña”. Bueno.
En Nayarit parece que esto es una novedad y se podría pensar o suponer que la rectoría del Estado es un concepto novedoso. La realidad es que la tesis del Constituyente y de las reformas que se incorporaron después, asume este y otros como propios, como los conceptos más avanzados de una sociedad en la que no se abandona a su suerte, ni al Estado ni a la sociedad, como si este o aquella fueran naves al garete.
En el estado de Nayarit hay gobierno y este es de naturaleza democrática. Se trata de un gobierno que se apega a principios que se han construido a través de toda una vida como en el caso del mandatario nayarita, Navarro Quintero. Esos principios son respetados plenamente también por el apego a los principios que contiene nuestra Ley Fundamental. El resultado es el relanzamiento del estado de Nayarit. Lo que atestiguamos es el inicio de una nueva era que reclama, que exige la continuidad y no el reinicio de la historia del estado. Si las cosas van bien, siempre pueden ir mejor. Eso es lo que hace el mandatario nayarita Miguel Ángel Navarro Quintero: que todo mejore asumiendo plenamente responsabilidades constitucionales y cumpliendo con el mandato popular.