En un ambiente de profunda fe y unidad, sacerdotes y jóvenes de toda la Diócesis se congregaron este martes santo en la Catedral de Tepic para participar en la solemne Misa Crismal, una celebración litúrgica de gran significado.
La Eucaristía, presidida por el obispo de la Diócesis de Tepic, Luis Artemio Flores Calzada, fue el escenario para la bendición de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, así como para la consagración del Santo Crisma, que será utilizado a lo largo del año en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden sacerdotal.

Uno de los momentos más emotivos fue la renovación de las promesas sacerdotales, donde los presbíteros reafirmaron su vocación de servicio a Dios y a su comunidad. Los fieles, unidos en oración, pidieron por la fortaleza, fidelidad y santidad de sus pastores.
La presencia de jóvenes de diversas parroquias añadió un toque de alegría y esperanza a la celebración. Sus testimonios sobre la experiencia de peregrinar juntos y vivir la liturgia en comunidad resonaron en el corazón de los asistentes.
La Misa Crismal es una manifestación de la unidad eclesial, donde sacerdotes, religiosos y laicos se reúnen como un solo cuerpo en la Diócesis.