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En Definitivo | Encrucijada católica

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“El rey ha muerto, viva el rey”, ha sido la frase más utilizada cuando un líder cumple su ciclo al frente de un Estado. Para medios de comunicación y casas de apuesta, esto no es la excepción, y apenas se reveló el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco, comenzaron las especulaciones sobre quien sería su sucesor.

La honra y el legado quedan relegados en el mundo de lo efímero, cuya inmediatez parece exigir más una respuesta por el futuro que si quiera respetar los novendiales que la Iglesia Católica impone ante el fallecimiento de su líder.

Pero puestas las cartas sobre la mesa, y ofreciendo disculpas, destacó como llama la atención la exposición de los perfiles de los papables en quienes los analistas y mercados ya han puesto sus ojos, eligiendo a su favorito: Pietro Parolin.

El cardenal italiano se desempeñó durante el papado de Bergoglio como secretario de Estado del Vaticano, y cuenta con una amplia trayectoria como diplomático de este país, incluso fue el encargado de establecer las relaciones diplomáticas entre México y la santa sede. Fue arquitecto del acuerdo provisional con China sobre el ordenamiento de sacerdotes, además de participar en misiones sensibles en Afganistán e incluso en iniciativas de paz en Ucrania.

Parolin, es considerado el favorito, por su estilo progresista pero institucional, ya que es visto más como líder político que religioso, lo que pudiera ser clave para lo que podría ser un complicado papado ante el contexto que la geopolítica mundial demanda.

Sin embargo, no es un secreto que la Iglesia Católica a nivel mundial enfrenta una encrucijada. Si bien es cierto que Parolin puede ser la respuesta del Vaticano ante las turbulentas aguas de la política mundial, el auge del islamismo y las religiones pentecostales alrededor del globo comienzan a generar ruido entre los líderes católicos, que observan como se pierde terreno en sociedades que tradicionalmente compartían su fe.

Por lo que hablando en una cuestión estrictamente de mercado, el cardenal italiano no parece la mejor opción. Es por eso que surge el nombre del cardenal filipino, Luis Antonio Tagle, como la segunda elección. Considerado el “Francisco Asiático”, goza de gran popularidad entre la juventud católica, gracias a la humildad y carisma con que se ha manejado en los distintos cargos que se le han conferido.

Es también uno de los más jóvenes de la lista de los papables con más posibilidades, y su elección respondería perfectamente a una necesidad de incrementar la evangelización alrededor del mundo, aprovechando el notable crecimiento del catolicismo en la región asiática de donde proviene el cardenal. No obstante, Tagle ha recibido críticas por su manejo gerencial a gran escala.

Misma idea que podría seguir la elección de un cardenal africano, entre los que destacan Fridolin Ambongo Besungu del Congo, Peter Kodwo Appiah Turkson de Ghana y Robert Sarah de Guinea.

El cardenal Turkson, era el favorito para ser el sumo pontífice cuando Francisco fue elegido, se ha destacado por su carisma, su visión progresista y su buen desempeño en cargos dentro del Vaticano. Mientras que el cardenal Besungu encabeza la región con mayor crecimiento de católicos, es más joven que el cardenal Tagle, y ha fungido como mediador en crisis sociales.

Robert Sarah parece posicionarse como la opción africana con menor posibilidad debido a su edad, no obstante, es uno de los nombres fuertes del ala conservadora del Vaticano, que lo mira como un líder tradicional, ferviente opositor del Papa Francisco al interior de la Iglesia.

La elección del primer Papa africano en narrativa sería un acierto para la Iglesia Católica, que mostraría su compromiso con la universalidad, no obstante, existe una creencia fatalista sobre la asunción de pontífice de raza negra, debido una profecía del popular Nostradamus, que augura el “fin del mundo”. La realidad, es que, a diferencia de los demás cardenales, los africanos han puesto singular énfasis en alertar sobre el auge del islamismo, cuyas proyecciones en los próximos cincuenta años podrían alcanzar y rebasar a los creyentes cristianos.

Sin embargo, la tercera opción de los mercados es la que encuentra un mayor equilibrio en esta encrucijada. Mateo María Zuppi, cardenal italiano, fue figura clave para acabar con la guerra civil en Mozambique durante 1992, también fue enviado por Bergoglio a mediar en el conflicto de Ucrania, reuniéndose con el presidente Vlodomír Zelensky y el entonces mandatario estadounidense, Joe Biden.

El cardenal Zuppi, es también conocido por su visión progresista y es conocido como “el cura de la calle” por su cercanía con las clases menos favorecidas y su modesto estilo de vida, lo que se vuelve atractivo en mercados emergentes para el catolicismo. De acuerdo con algunos medios, Zuppi habría sido la elección favorita de Bergoglio para sucederlo, no obstante, ha sido criticado por no brindar resultados deseados en investigaciones de abuso sexual en Italia.

EN DEFINITIVO… La Iglesia Católica está en uno de los momentos claves de su historia. El nuevo auge de la ultraderecha a nivel mundial y la amenaza de un conflicto armado de gran escala deberán ser claves para elegir a su nuevo líder. El conservadurismo pudiera tomar fuerza a pesar de que el ala progresista cuenta con mayor número de representantes. Políticamente hablando, encontrar el Ying-Yang será clave para una institución que ha perdido peso en los últimos años.    

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